Diego de Ocampo

Diego de Ocampo

Diego de Ocampo es la máxima elevación de la cordillera Septentrional con 1,249 metros sobre el nivel del mar, y como para la posteridad apreció el más completo científico producido en nuestro país, doctor José de Jesús Jiménez Almonte, “es como el Dios Jano, que tiene dos caras, una que mira hacia el Cibao y otra hacia las llanuras que conducen a Puerto Plata y culminan en el Atlántico”.

El doctor Jiménez Almonte, padre afectivo del suscrito, diligenció y obtuvo con el presidente Joaquín Balaguer la promulgación de la ley 5697 del 08-12-1961, que crea el Vedado Diego de Ocampo.

Diego de Ocampo fue un esclavo negro traído amarrado, como todos, desde la costa del Viejo Calabar en África, que se rebeló contra el despotismo español en 1536 y permaneció  diez años “alzado” en el pico que originó su nombre.

Pero Diego de Ocampo concluyó su odisea entregándose a las autoridades y lo que es peor, denunciando y persiguiendo a los de su raza, ignominia imperdonable, conforme refiere Frank Moya Pons en su obra Manual de Historia Dominicana, páginas 36 y 37.

El picacho cumbre de la cordillera Septentrional debe denominarse doctor José de Jesús Jiménez Almonte.

La reseña introductoria, para destacar la disposición del titular de Medio Ambiente, doctor Jaime David Fernández Mirabal, de nombrar al empresario santiagués Manuel Estrella, administrador del Vedado Diego de Ocampo, acertada, porque columbro que redituará todo lo que anhelamos para la eminencia orográfica.

Manuel Estrella es un gran winner, un self made man, como Félix García, Fernando Capellán, José Clase, titanes del éxito, y de seguro hará en “su primer cargo público” una extensión de su gestión privada.

Volveré sobre el tema, del cual poseo copiosa información en mis nutridos archivos.

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