Diego Ramón Jiménez Salazar, conocido artísticamente como El Cigala, apodo que le fue asignado por los  hermanos Losada (guitarristas) que decían: “mira este niño que no para, que es una cigala” y desde entonces su nombre se relaciona con ese crustáceo que navega en las profundas aguas de los mares.

Se considera como el más importante intérprete de flamenco con unas raíces fuertes y puras, provenientes de la cultura gitana. El mundo conoció a El Cigala, más allá del ambiente restringido del fl amenco, después de “Lágrimas negras”, el disco que grabó en el 2003 junto al pianista Bebo Valdés, uno de los discos más vendidos y más premiados de las últimas décadas.

El próximo 22 de junio presentará en el Teatro La Fiesta del Hotel Jaragua su concierto “Dos Lágrimas” del que promete que “será una noche de emoción y de buena música con piezas de Dos Lágrimas, Lagrimas Negras, fl amenco y alguna sorpresa”.

¿De dónde viene el nombre de El Cigala?

De la adolescencia que es cuando los compadres te ponen los apodos.

¿Cómo te sientes de ser uno de los principales exponentes del fl amenco?

Bueno yo no me lo digo a mi mismo, ni lo pienso, sería una responsabilidad inmensa.

Has cantado en los escenarios más importantes del mundo ¿Qué sientes cuándo estás ante ciento,de personas?

Ante todo, comunicación.

¿Cómo nace tu pasión por la música?

Creo que nací con ella y en un ambiente muy musical.

En el arte te inicias como “cantaor” de bailarines.

¿Cuándo decides estar delante del escenario?

Acompañar a grandes bailaores y bailaoras flamencos fue una gran escuela para mí, hasta que a los 25 años me sentí preparado.