Diego Velázquez salta del museo del Prado a la viñeta

Diego Velázquez salta del museo del Prado a la viñeta

Madrid, EFE.- Ni es una “adaptación” ni una “biografía”, ni siquiera una novela “histórica”. Lo que el tándem Santiago García-Javier Olivares ha hecho en “Las Meninas” es “rellenar con imaginación” preguntas como “¿cuál era la verdadera intención de Diego Velázquez al pintar este cuadro?”.

Y para hacerlo han tenido que echar mano de “anacronismos” y “aberraciones históricas”, con el objetivo de contar aquello que a ambos les interesaba, es decir, la “historia” y no la “Historia” de este pintor y el cuadro que le hizo convertirse en uno de los artistas más importantes del arte mundial.

Así lo transmite desde Baltimore (Estados Unidos) García (Madrid, 1968), quien, después de empaparse de libros sobre historia y pintura de Velázquez -es licenciado en Historia del Arte-, decidió ponerse a “inventar” para crear el guión de una “novela gráfica de ficción”, que es, como afirman los dos autores, lo que es “Las Meninas”, libro publicado por Astiberri y que saldrá a la venta el 19 de septiembre.

“Las Meninas no es una adaptación, a menos que quieras considerar que esta novela gráfica es una adaptación al cómic de un cuadro, cosa que me parecería bastante arriesgada de plantear. Y en cuanto al hecho histórico, diré que lo tomamos a nuestra manera y de acuerdo a nuestros intereses”, concreta. Y es que, para el guionista madrileño, este cuadro, que parece “evidente” de puro realista, es por el contrario un lienzo tan “difícil de explicar” que le pareció “tentador” interpretarlo como un enigma. “De manera que es como un gran agujero en medio del más espléndido escenario”.

Un escenario al que Olivares, el “verdadero autor de este libro “para García, ha puesto líneas, sombras y colores. Y no sólo al mismísimo Velázquez, sino a todos los personajes históricos que se pasean por estas viñetas, como Juan de Pareja. Pero, sobre todo, al autor de estas viñetas de estética picassiana, la realización de la obra le ha servido para “reflexionar”: “Hay una idea de la trascendencia, de la lucha del pintor por trascender, de dejar de ser un mero artesano y convertirse en un artista, que en el fondo era lo que latía dentro de Velázquez: conseguir la Cruz de Santiago”. Detrás de esta reflexión hay un trabajo real de año y medio, tiempo en el que la mesa de trabajo del ilustrador Olivares (Madrid, 1964) ha estado presidida por una reproducción del célebre lienzo, que le ha “acompañado todos los días”.

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