Dieta Notox: para pensamientos positivos

Dieta Notox: para pensamientos positivos

Para la antropóloga y experta en coaching española, Izanami Martínez, nuestro estado natural es estar sanos, vitales y felices, y tenemos todas las herramientas fisiológicas necesarias para conseguirlo.
Pero la forma en la que estamos habituados a comer, pensar y movernos suele ser contraproducente y causarnos ansiedad, sobrepeso y cansancio.
Basándose en la neurociencia, la biología y la lógica evolutiva, Martínez ha creado el método Notox (www.thenotox.com) un programa para retirar uno a uno esos hábitos tóxicos que nos impiden desarrollar nuestro potencial “y sustituirlos por hábitos que nos permitan resetear nuestra vida y volver al estado que nos corresponde”, indica.
“Nos permite recuperar nuestra capacidad innata de crear nuestra realidad, transformar nuestra vida y ser felices, radica en desintoxicar nuestros pensamientos y sentimientos”.
Después de estudiar las conexiones neurológicas entre la mente, los alimentos y los sentimientos, Martínez dejó de ver los sentimientos como algo superfluo e irrelevante, porque “esa ‘dieta de sentimientos’ venía teniendo un impacto directo en mi cuerpo, en forma de vómitos, desmayos y taquicardias”, asevera a Efe.
Química de los pensamientos. Según Martínez, la tecnología nos permite entender cómo funciona el cerebro y el impacto e influencia de la química que generan nuestros pensamientos y sentimientos en nuestros genes y también observar cuáles, entre todas nuestras posibilidades, se encienden o se apagan.
“Este conocimiento articulado en miles de estudios científicos evidencia que cada pensamiento y cada sentimiento tienen un impacto químico directo en el cuerpo”, indica. Una buena ‘dieta de sentimientos’ optimiza la expresión de nuestra genética y es la mejor receta para el bienestar, la vitalidad y una vida longeva”, destaca. Y agrega que así como el amor y sus derivados equilibran y regeneran, a través del nervio vago; el miedo y la lucha por la supervivencia nos rompen por dentro. Por eso decidió preparar una lista de las cosas que tenía que sentir cada día, al menos una vez.
Esta ‘dieta diaria de sentimientos’ incluía: tranquilidad, autoestima y alegría; siendo muy diferente de la que venía manteniendo, compuesta de: rabia, frustración, angustia y enfado consigo misma. Su primer paso fue construir una nueva relación con su padre, a quien consideraba responsable de su furia, ahora desde el perdón, sin rencor ni recelos. Y es que considera que el perdón, al igual que la gratitud y el amor, son emociones antídotos y que si se integran adrede en nuestras vidas, terminan por contaminar positivamente nuestros patrones de pensamiento y cambiar gradualmente nuestra dieta diaria de sentimientos.
Elegir lo que sentimos. Propone un ejercicio como detonante para desencadenar una serie de transformaciones positivas. Y éste consiste en respirar profundamente y con los ojos cerrados y pensar en tres sentimientos que nos gustaría experimentar cada día y anotarlos. El objetivo es sentir a diario lo que incluimos en esa lista. Durante las siguientes 24 horas hay que intentar ser conscientes de nuestros sentimientos. Monitorizándolos sin juzgarlos, observando si aparecen algunos o todos los que hemos apuntado, y con cuánta frecuencia e intensidad han aparecido. Pasados unos días siendo conscientes de nuestros sentimientos, el siguiente paso es ponerlos por escrito, “señalando con cuales nos hemos sentido identificados, en orden de protagonismo”.

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