Hoy en día, en plena era del bienestar, todos quieren verse y sentirse bien. ¿Y qué mejor manera de lograrlo que llevar una dieta estricta con la cual bajar unas “libritas”, ponernos “en forma” y así alcanzar el peso ideal? Pero… ¿de verdad, es la clave para conseguirlo?
Están en boga todo tipo de dietas restrictivas, ya sea en calorías o en algún nutriente. Si bien es cierto que con este tipo de dietas pierdes peso rápido, mucho más cierto es, que si no cambias tus hábitos, fácilmente lo recuperas.
Las dietas mágicas no existen. Adelgazar saludablemente es un proceso que implica un equilibrio entre lo que ingieres y la energía que gastas. Con una dieta equilibrada y las calorías adecuadas, según tu edad y el peso a perder, puedes rebajar sin tener que recurrir a extremas dietas hipocalóricas, que a la larga pueden hacerte daño físico y psicológico.
No se recomienda utilizar dietas en la que se consuman menos de 800 calorías (kcal) por día por más de 12 semanas sin supervisión médica. Las consecuencias podrían ser pérdida de músculo, trastornos de la conducta alimentaria, arritmias cardíacas, y el riesgo de subir de peso por encima de lo que se había logrado bajar cuando se abandona la dieta.
Si quieres adelgazar te recomiendo:
· Cambios de hábitos antes que dieta estricta.
· Haz la alimentación saludable y actividad física tu nuevo estilo de vida.
· Pequeños cambios permanentes antes que grandes cambios temporales:
o Disminuye porciones en vez de eliminar. ¿Desayunas dos lonjas de pan? Empieza a comer sólo una. Parece poco, pero una lonja de pan blanco (30 gramos) tiene aproximadamente 80 kcal: en 1 semana serán 560 kcal y al mes, 2,240 kcal menos.
o Ejercítate y hazlo despacito. ¿Quieres caminar 1 hora diariamente? Comienza con 15 minutos durante 1 semana, 30 minutos la próxima, hasta lograr la meta.
o Incluye 2 meriendas diarias (frutas, yogurt descremado, nueces). Hacer 5 comidas activa tu metabolismo.
Estos pequeños cambios no son mágicos, pero pronto sentirás la diferencia en tu peso y sin tanto esfuerzo.
Toma tiempo transformar tus hábitos malsanos en nuevos y saludables. Si caes, recuerda qué te motivó a cambiarlos y trata nuevamente de reemplazarlos. ¡Enfócate en la meta e inténtalo hasta que lo logres! ¡No te rindas!