Diez años del DIAPE

Diez años del DIAPE

CAMELIA MICHEL
En marzo del 1998 ingresé a la Dirección de Información, Análisis y programación Estratégica de la Presidencia, con mayor espíritu de curiosidad que otra cosa. Ya tenía referencias del trabajo que se realizaba en dicha institución –creada el 4 de febrero de ese año a través del decreto 34-98 del Presidente Leonel Fernández- por su rol en la conducción del Diálogo Nacional.

También conocía la existencia de la Unidad de Análisis de la Relación del Estado y la Sociedad -entidad dirigida por Carlos Dore y que antecedió  a la DIAPE- y me preguntaba cómo se llevaría a cabo tan novedosa tarea y qué motivó al Presidente Leonel Fernández a crear una institución tan diferente al conglomerado de los organismos estatales.

Lo que ignoraba era que la vida y evolución de esta Dirección estarían tan vinculadas a la mía. Si alguien me hubiese dicho que laboraría en ella por 10 años, probablemente habría respondido con escepticismo. Los periodistas somos proclives al cambio y también a veces nos disgustan las cortapisas que plantea a nuestro ejercicio comunicacional, el trabajo formal en las esferas oficiales.

En nuestra cultura institucional existen muchos obstáculos a la permanencia en las entidades públicas, especialmente cuando se mantiene un espíritu ajeno al ejercicio político-partidario, como es mi caso. Es bien sabido que las personas con independencia de criterio se ganan la desconfianza de quienes se parcializan en cualquier causa, especialmente si ésta corresponde a la arena política.

En ocasiones mi forma de ser me ha valido más de una antipatía y más de un problema, en los ámbitos laborales y de otra índole, cuando se enseñorean el espíritu de grey y el fanatismo. Pero en el caso de la DIAPE, mi idiosincrasia me permitió estructurar un maridaje laboral con esta institución, no exento de dificultades que no vienen a cuento enumerar.

Lo cierto es que este vínculo me permitió involucrarme con un proyecto que creo esencial para la consolidación de la gobernabilidad democrática en el país, y en el que mucha gente trabaja con un claro espíritu de servicio y una visión común del bien colectivo.

Sin embargo, la naturaleza de las funciones de esta institución, si bien enfocadas – como señalé al principio – en la relación del Estado y la sociedad, nos obliga a trabajar a lo interno del Gobierno, siempre con un bajo perfil de cara al público. Esta condición nos lleva a manejarnos con delicadeza y discreción, lo que en ocasiones se presta a crear confusiones y suspicacias, en otras.

Nuestro bajo perfil y poco usuales funciones y labores, muchas veces influyen en la aparición de percepciones erróneas acerca de nuestra naturaleza. 

En principio, puedo señalar que mucha gente se sorprende de nuestro nombre, bastante extenso. Otras personas, de nuestra condición de analistas, asociada generalmente a instituciones y oficinas que se relacionan con negocios, estadísticas y el campo de la informática.

Hay quienes no entienden el rol de un equipo multidisciplinario de profesionales de las humanidades y las ciencias sociales, al servicio del Gobierno. Esto, en cierta forma parecería un contrasentido. Otros más piensan que quizás somos una especie de organismo de inteligencia, con un leve disfraz intelectual.

Pero los miembros de la DIAPE ya estamos acostumbrados a todas esas dudas y especulaciones, y estamos en la mejor disposición de abrir un poco la cortina que protege nuestro trabajo, que si bien nos obliga a mantener una postura discreta, no constituye  un misterio.

La DIAPE en el Circuito.En principio, es preciso destacar que en las sociedades democráticas modernas, el poder oficial se vale de nuevas estructuras e instituciones, que cumplen una función en el circuito comunicacional, ya a lo interno del Gobierno, ya de cara al público.

Las entidades más conocidas en este renglón son las oficinas de relaciones públicas, existentes en entidades públicas y privadas por igual. En el conjunto de unidades informativas del sector público, destacan las más cercanas a la Presidencia de la República.

Así, en el Palacio Nacional existe un departamento de prensa, muy conocido por sus vínculos con los periodistas que cubren la fuente palaciega, cuyo deber es informar a la población a través de los distintos medios de comunicación, las disposiciones, actividades y declaraciones del Presidente de la República y demás funcionarios del Ejecutivo. Igualmente hay otras instituciones, como el Centro de Información Gubernamental, que provee material informativo a los medios, en apoyo a la Dirección de Prensa.

 Continuaré con el tema en una próxima entrega, al sábado siguiente.

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