Diez años sin el Nirvana de Cobain

Diez años sin el Nirvana de Cobain

El pasado domingo se cumplieron 10 años de la muerte de Kurt Cobain, el líder de la emblemática banda ‘grunge’ estadounidense Nirvana, una de las más influyentes del rock de los 90, que desde una actitud desgarrada y una descontracturada forma de encarar la composición marcó un antes y un después en el género.

Desde su suicidio a los 27 años (se disparó en la cabeza tras expresar en una nota su desazón por la vida), la imagen de Cobain no sólo continúa presente en el imaginario colectivo, sino que creció para convertirse en una mítica y alabada figura del rock. Cobain supo darle un gran impulso al rock, pero dejó de existir en abril de 1994, cuando fue encontrado sin vida en su propia casa ubicada en Seattle, Estado de Washington.

El último internamiento del rubio de voz “aguardentosa” en un hospital de Roma se debió al estado de inconsciencia en el que entró luego de mezclar píldoras del somnífero Rhoypnol con champán. Por su parte, Chris Novoselic (bajista) y Dave Grohl (baterista), los otros dos integrantes de la banda, intentaban convencer a Cobain de que se sometiera a tratamiento médico para abandonar sus adicciones.

El primer disco del grupo fue “Bleach” y su edición costó 600 dólares. Por entonces ya habían adoptado el nombre de Nirvana y los músicos ya usaban las clásicas camisas leñadoras que luego caracterizarían al grupo y a todo el movimiento.

A “Bleach” le siguió “Nevermind” que, particularmente con el tema “Smell Like Teen Spirit”, reventó los ‘charts’ mundiales, catapultó a la fama a Nirvana e hizo girar la cabeza de los especialistas hacia Seattle, lugar donde se estableció la banda e inició el “grunge”, al que le siguieron grupos como Pearl Jam, Alice in Chains y Soundgarden.

Luego de ese impacto, la banda grabó “In utero”, cuyo single de difusión fue “Rape me” (Viólame), un disco que provocó algunos inconvenientes con la compañía discográfica Geffen, que le impidió a Cobain titularlo “I Hate Myself And I Want To Die” (“Me odio y me quiero morir”).

Pese a ser un artista moderno y que rompía con ciertos moldes culturales dentro del rock, Cobain terminó cumpliendo con una de las más instauradas tradiciones de ese mundo: vivir rápido y morir joven.

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