1. Desayune fuerte.  Es la comida más importante del día, por lo que debe ser muy nutritiva, un zumo natural o fruta, cereales, lácteos  y algo de pan integral.

2. Cena ligera. Por la noche la actividad física disminuye, por lo que no  necesita  ingerir tantas calorías como en el día, ya que luego, cuando se va a dormir, su  cuerpo no las  consumirá

3. Cinco comidas. Ni más ni menos, no se olvide de ninguna. Es mejor tomar raciones pequeñas de manera frecuente, que pocas, pero copiosas.

4. Tome fibra. No aporta calorías y permite arrastrar grasas, colesterol y otros residuos. Elija las versiones integrales de pan, pasta y arroz.

5. Evite los azúcares. Tome el café sin azúcar o con edulcorantes y refrescos light, para  mantener los niveles de glucosa en la sangre que, si están elevados, pueden provocar enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes.

6. No abuse de la sal. Consumir más de la cuenta sube la tensión arterial y puede producir problemas renales.

7. Vino, sí, pero moderadamente. Una copita de vino puede aportar enzimas que facilitan la digestión, pero no abuse, porque el alcohol engorda.

 8. Beba mucha agua. Dos litros de agua al día evitan la deshidratación, eliminan toxinas y ayudan a digerir los alimentos. Hay aguas específicas que pueden ser una opción, por ejemplo, las carbonatadas, son buenas para los cálculos renales, y las bajas en sodio se aconsejan a los hipertensos.

9. Mastique despacio.  Los alimentos engordan igual, pero masticar de prisa aumenta la ansiedad y  hace que coma más cantidad en cada comida.

10. Picoteo saludable. Para comer entre horas, elija frutas y verduras ricas en agua y fibra,  que  conceden un  poder saciante.