Diez consejos para vivir con sencillez

Diez consejos para vivir con sencillez

JUAN YZUEL 
He aquí algunas sugerencias. Algunas están inspiradas en el libro La vida simple de Carlos Fresneda, otras son fruto de mi experiencia y el testimonio de otras personas. Seguro que hay muchas más. Intenta añadir tus propias máximas y, sobre todo, vamos a vivirlas para que nuestro testimonio humano y cristiano sea luz para un mundo cada día más sofisticado y menos feliz.

Disfruta de tu hogar

Siéntete cómodo en tu casa. Haz que sea y parezca simple. No la recargues de adornos innecesarios. Evita que el televisor haga las veces de «hogar» o chimenea, desplazándolo a un lugar menos visible o poniéndole puertas. Aprende a decorar y reparar las cosas con tus manos. Redescubre el rito de las comidas en familia y sin televisión. No seas esclavo .del teléfono. Invita a tus amigos a tu casa y hazles sentirse bienvenidos. ¿Por qué no les preparas tú mismo la comida?

Sé responsable con tu dinero

Salda tus deudas. Intenta pagar siempre que puedas al contado; gastarás menos. Haz ajustes para vivir dentro de tus posibilidades. Analiza y recorta tus gastos. Calcula cuánto podrías ahorrarte si no compraras ciertos productos de marca. Que tu austeridad sea desde la alegría. Motívate con un compromiso solidario: lo que te sobra es lo que otra persona necesita para llevar una vida digna.

Detente a oler las flores

Quítate el grillete de la muñeca -al menos de vez en cuando- deja de depender tanto del reloj. Escucha tu reloj interior. Tómate días de retiro, de verdadero descanso, sin programa alguno. No estés hasta la última hora del día haciendo cosas o viendo la televisión. Un día a la semana acuéstate y levántate antes. Huye de todo lo que «enganche» y cree adicción. Vivir equilibradamente implica saber combinar las actividades que nos agradan y recrean. Cuando algo se  convierte en una obsesión hay que buscar la forma de liberarse de su esclavitud.

Apaga la televisión

Evita caer en la tentación de la televisión y su creciente número de canales como forma de pasar el tiempo. Cada día estamos ante ella una media de tres horas. Huye de la ilusión de que estás informado porque ves el telediario. Lee más. Pasea más. Escribe más a quienes amas. Aprende nuevas habilidades. Si hay niños pequeños en la casa, mira la tele con ellos y dales criterios para elegir. Dales alternativas, léeles cuentos, participa en sus juegos. Proponte leer todas las noches media hora. y recuerda: detrás de los medios de comunicación y de Internet hay grandes intereses políticos, sociales y económicos. Sé crítico con la información y contrástala. Separa los hechos de las opiniones y busca apasionadamente la verdad en todo momento, sin dejarte manipular.

Vive en la realidad

Cuida las relaciones humanas cercanas a ti y no caigas en una vida de simples amistades «virtuales». Convivir con los demás es siempre más difícil-y hermoso- que charlar con desconocidos en la red. El amor verdadero se vive en la vida diaria. Es más bonito y enriquecedor jugar un partido de fútbol o baloncesto que echar una partida con un simulador virtual. Un tamagotchi nunca será igual que una mascota.  

No corras detrás de todo lo nuevo

Las nuevas tecnologías deben estar a nuestro servicio, no al revés. Utiliza el ordenador como herramienta y no como un fin en sí mismo. Compra sólo la cantidad de programas, periféricos y accesorios que vayas a utilizar. Párate a pensar si de verdad necesitas un teléfono móvil. Hay muchas formas de invertir tus recursos económicos que pueden ser más interesantes, humanamente enriquecedoras y baratas que el último videojuego.

Lleva una vida sana y cercana a la naturaleza

Haz ejercicio regularmente, pero sin caer en el culto al cuerpo perfecto. Cambia de hábitos alimentarios y renuncia totalmente a la comida basura. Utiliza productos menos procesados, más naturales. Consume más productos frescos, verduras y legumbres. Redescubre los sabores puros de la leche, el agua… y el vino. Asocia siempre el tiempo libre con la naturaleza. Date tiempo suficiente para dormir. Evita caer en la dependencia del alcohol, el tabaco y otros tipos de drogas. No merecen la pena.

Recupera el sentido de comunidad

No caigas en el sedentarismo. Comprométete en actividades que te obliguen a salir de casa. Conoce a tus vecinos. Participa en las asambleas de tu parroquia y en los grupos de jóvenes y de tiempo libre de tu barrio. Comprométete en acciones comunitarias o en una ONG. Sé solidario, sé un voluntario. Comparte lo que tienes, sobre todo lo que te sobra. Camina con otros por esta senda de una vida más simple y plena. (REVISTA DISCIPULO)

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