En apenas seis meses, España ha celebrado dos elecciones presidenciales en las que la mayoría de los votos los ha recibido el Partido Popular, con su candidato Mariano Rajoy, pero no son suficientes para convertirse nuevamente en presidente de esa nación europea, cuyos ciudadanos comienzan a cansarse de la situación que no permite formar un gobierno definitivo para los próximos cuatro años.
Las elecciones del domingo pasado no lograron despejar el panorama político de España, pues para gobernar Mariano Rajoy necesita nuevamente, y urgentemente, la alianza con otros partidos opositores que abiertamente le rechazan y, a su vez cierran el juego electoral, sin dejar una salida que permita buscar con las alianzas soluciones al problema.
Finalizadas las votaciones, apenas una hora y media después de cerrados todos los colegios electorales, toda España, de manera oficial, conocía a través de los medios de comunicación los resultados de los comicios, sin retardo alguno.
Una vez más, recordé las diferencias que existen entre una nación del primer mundo, con nuestro país y otros tercermundistas, donde las elecciones presidenciales siempre finalizan de manera traumática, con denuncias de grandes fraudes, huelgas de hambre escenificadas por candidatos que denuncian irregularidades diversas, balas, tiros, como en las películas del Lejano Oeste, compra de cédulas, bebidas alcohólicas…
En las pasadas elecciones, como ya es costumbre, los dominicanos tuvimos que esperar más de una semana para conocer los ganadores del sufragio. Creo que todavía hay disputas por varios municipios, y gran parte de la ciudadanía quedó con dudas respecto a la claridad del evento, ¿y quién no las tendría, con candidatos que ganaron con más votos que número de votantes?, je, je, je… La verdad, que somos cómicos…, es triste, pero se ha convertido en parte de nuestro panorama folclórico surrealista, todo termina con enemistades, malas caras, insultos, pero es lo que hay, ya avanzaremos, aunque sea en el año 2099.
En cuanto a las elecciones de España, es posible que la salida del Reino Unido de la Unión Europea se convirtiera en una coyuntura de miedo, que hizo que los conservadores derechistas aumentaran el número de votos destinados a Mariano Rajoy, ya que temen como el diablo a la candela al nuevo partido de izquierda, Podemos, y mucho más a su candidato, Pablo Iglesias.