El pasado 16 de febrero se produjo en el país un acontecimiento político que ha provocado una crisis política e institucional: la suspensión de las elecciones municipales por la Junta Central Electoral tras fallos tecnológicos y técnicos que bloquearon la continuidad de las votaciones con el sistema de voto automatizado.
Este hecho provocó una gran indignación en la opinión pública en las redes sociales y en gran parte de la población dominicana.
El mismo domingo se inician protestas en la Plaza de la Bandera protagonizadas por jóvenes de estratos medios y altos y militantes de distintos partidos políticos de oposición. Estas protestas se han extendido a distintas provincias del país en su casco urbano, municipio-cabecera y algunas ciudades de Estados Unidos y España por dominicanos/as residentes allí.
En los últimos 11 años se han producido cambios en los movimientos sociales y las protestas en nuestro país con la integración de una población joven de estratos medios que no acostumbraba a integrarse en procesos anteriores a las mismas. Desde la lucha contra la instalación de la cementera en los Haitises, por el 4% en educación, contra la reforma constitucional, contra la privatización de las playas, contra la corrupción y el movimiento marcha verde se muestra el incremento de la participación juvenil y de los estratos medios favoreciendo el empoderamiento de este segmento poblacional hacia el ejercicio de derechos ciudadanos.
En estas movilizaciones sociales desarrolladas (2009-2019) se desarrolla no solo la participación de la juventud perteneciente a estos estratos sociales, sino también jóvenes de estratos pobres, junto a la combinación de las expresiones artísticas, la creatividad y la articulación de los movimientos LGTBI, trabajadoras sexuales, movimientos de mujeres, feministas y por los derechos de la población dominicana de ascendencia haitiana.
En procesos electorales anteriores que estuvieron marcados por grandes fraudes como fueron las elecciones del 1990 y 1994, las protestas se realizaron con otros actores y en otros escenarios. Los barrios urbano-marginales, comunidades rurales y los estratos pobres fueron los principales actores en la movilización social contra la alteración de la voluntad popular ejercida a través del voto. En esa época los estratos medios y altos y la juventud perteneciente a estos grupos sociales no se integraban a las protestas sociales.
El momento de crisis política e institucional que estamos viviendo puede ser un buen espacio para desarrollar otros procesos en contacto con los estratos pobres y sobre todo en los barrios urbano-marginales. Conocer sus reacciones sobre la situación que se está viviendo actualmente y promover el ejercicio ciudadano lejos del uso de expresiones de discriminación y exclusión.