Desde antes de iniciarse la campaña electoral para elegir el Congreso y los Ayuntamientos, el gobierno emprendió una interminable carrera de gastos que casi todos los sectores advirtieron, sin embargo, hicieron caso omiso. Ahora, como les interesa vadear el vendaval del FMI, pero sin ponerle freno a las políticas que ha enseñado desde hace años, gastando sin priorizar, recurren a nuevos impuestos que crean malestar e interpretaciones.
Por ejemplo: el acuerdo anunciado entre el Gobierno y la Asociación de Bancos para que la aplicación del 1% a los activos financieros contemplado en el paquete fiscal sea solamente por dos años, se ha prestado a muchas conjeturas, conociéndose que el año entrante habrá nuevo gobierno y otro presidente, lo que induce a recordar el refrán: el que viene atrás que arreé.
Si entienden que la Banca se ha beneficiado mucho y puede soportar ese impuesto, ¿por qué ponerle como límite dos años? Eso da motivos a que mucha gente de inteligencia media pueda darle más de una lectura.
Unos interpretan que se trata de una medida especial, partiendo de que a partir de agosto del 2012 habrá un gobierno mucho más sensato y prudente en materia de gastos e inversiones, que consciente de las prioridades, hará los recortes suficientes para que estos nuevos impuestos sean innecesarios.
Sin embargo otros entienden, que como lo único que le interesa al gobierno es salir del problema con el FMI, quieren aprovechar para conseguir más dinero y continuar gastando igual o más, inventando nuevas obras, nombrando más gente y haciendo más propaganda, para tratar de influir en unas elecciones que se vislumbran contrarias a ellos, aunque se deteriore aún más la economía.
Antes de la Banca decidir entrar en esa fórmula oficialista, debieron analizar más fríamente las lecturas que mucha gente le está dando, pues si para algunos es un paso que pudiera ser interpretado como un sacrificio, para muchos más, se estarían sumando a unas intenciones a todas luces político partidista con miras a las elecciones del año entrante, ya que está claro, que Hipólito Mejía y el PRD tendrían que cargar con ese problema un año luego de asumir el poder, incluso algunos peledeístas entienden que le están dejando el problema a otro.
En este trabajo no entro en consideraciones acerca de si la Banca Nacional soporta o no nuevos impuestos, ni si los demás contemplados en el paquete fiscal son injustos, lo que pretendo destacar es que, como fue el propio gobierno quien creó esta situación, gastando más de lo debido y violentando los parámetros acordados con el FMI, primero debe ir al meollo del problema, poniéndole freno y enmendando los excesos cometidos, antes de penalizar al país con nuevos impuestos, ya que todo el mundo sabe que al final éstos les serán transferidos de alguna forma a la población, puesto que los banqueros y los empresarios de aquí ni de allá, son Padres Billini.