POR CARMEN CARVAJAL
Parecería que la crisis energética impide encender al gobierno electrónico. Y es que a más de un mes de la inauguración de la actual administración gubernamental, da la impresión de que todo este tiempo se ha invertido en acciones normales en el período de transición, como es la escogencia del gabinete y los equipos de trabajo y la elaboración de planes y proyectos para enfrentar los graves problemas, heredados o no.
Hasta el momento no se han anunciado medidas concretas. El gobierno ha enunciado planes generales, como los dirigidos a establecer políticas sociales que mejoren la calidad de vida de los más pobres. Hasta el momento, estos programas no han arrancado.
Todo parecía estar pendiente del proyecto de reforma fiscal. De esta reforma depende el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, sin este acuerdo no se logrará concretar la renegociación de la deuda con el Club de París, y de ambos depende el ingreso de recursos frescos de los organismos multilaterales para hacer frente a las múltiples necesidades del país.
La impresión que se tiene es que el gobierno actual puso todos sus huevos en esa canasta y no elaboró un plan B, para el caso de que el Congreso, controlado por la oposición, hiciera lo que ha estado haciendo hasta el jueves, cuando lo aprobó: primero mutilar y luego retrasar lo más posible una reforma fiscal a la cual se comprometieron hace varios meses.
Para algunos, lentitud en el arranque; para otros, bloqueo político de la oposición, otros entienden que hay crecimiento aunque lento y algunos señalan que existe una inercia pública que motiva la privada. Es la percepción de economistas y empresarios sobre la situación actual de la economía dominicana y las acciones del nuevo gobierno para mejorarla.
Sin embargo, hay un punto en el que están de acuerdo la mayoría de actores consultados sobre la situación actual de la economía del país: las expectativas y las señales de confianza y credibilidad son mejores que las de la administración anterior, lo que ha generado la mejoría en algunos aspectos que se observan.
LIGERA, PERO MEJORÍA
Reducción de la tasa de cambio y estabilización del mercado, también bajas en las tasas de interés y en los precios de algunos artículos de primera necesidad, así como la reactivación, aunque lenta, de algunos sectores productivos, son los principales efectos citados por quienes ven mejoría en la situación.
Es el caso del economista Alfonso Abreu Collado, para quien la situación que atraviesa la economía no puede calificarse de paralización, aunque sí de lento crecimiento.
A pesar de que los sectores dinámicos, generadores de divisas, han tenido un buen comportamiento durante el año, no se puede olvidar el trauma de la quiebra de los bancos, que generó la caída del valor de la moneda y una inflación descomunal, por la decisión del gobierno de disponer un salvamento generalizado de los ahorrantes con emisiones inorgánicas.
Si a lo anterior se agrega un sector eléctrico en situación de quiebra financiera, como consecuencia, no sólo de su propia incapacidad para reducir las perdidas técnicas y no técnicas, sino también por los elevados niveles alcanzados por los precios de los carburantes con los cuales opera, tenemos que concluir que sería iluso esperar un rápido despegue de la economía.
Estos problemas se traducen en dificultades de los sectores productivos para funcionar competitivamente, en la obligada disminución del consumo de los sectores de la población más negativamente impactados por la inflación.
Pero a ese panorama recesivo debemos agregarle la carga que significa para el país el compromiso de pago del servicio de una deuda externa que se incrementó de manera alegre e irresponsable, en los últimos años, para beneficiar proyectos y actividades sin ninguna prioridad.
Para encarar la situación Abreu entiende que el Gobierno debe adoptar medidas en varios frentes, como es completar la renegociación con el Club de París, especialmente Estados Unidos, España y Japón, lo que obliga a obtener condiciones similares para un aparte de la deuda con la banca privada. Esto depende, a su vez, de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que facilite recursos frescos del BID, el Banco Mundial y el propio FMI.
El gobierno está obligado también, explica, a reducir el déficit fiscal que se estima este año en el 7% del PIB, y que se solucionará sólo en parte con la reforma fiscal aprobada en el Congreso.
De manera que, para disminuir esa brecha fiscal a niveles manejables, es necesario hacer uso de algunos activos patrimoniales del sector público que pueden ser enajenados, al mismo tiempo que aplicar un verdadero régimen de austeridad en el gasto público que permita hacer ahorros importantes para contribuir a la estabilidad económica.
Consideró esperanzador el anuncio del presidente Leonel Fernández, durante su discurso de toma de posesión, de que reducirá en un 20% el gasto público, aunque los decretos emitidos últimamente, nombrando subsecretarios, secretarios sin cartera y vicecónsules, parecen desmentir esa promesa.
Entiende que el Presidente y su equipo deben emplearse a fondo para enfrentar los factores que operan contra la estabilidad, señalando como condición indispensable el mantenimiento del clima de confianza alcanzado en las primeras semanas de ejercicio gubernamental.
Y el mantenimiento de la confianza dependerá, además de la destreza que pueda demostrarse en la conducción de la política económica, de que se haga honor a la palabra empeñada en cuanto a realizar un manejo austero y pulcro del gasto público, erradicando el tráfico de influencias y el enriquecimiento ilícito de las prácticas gubernamentales.
INERCIA GUBERNAMENTAL
Para el economista y dirigente del Partido Reformista Social Cristiano, Guillermo Caram, la economía dominicana se encuentra en estado de inercia, afectada a su vez por una inercia gubernamental que se ha circunscrito a consolidar y reforzar la burocracia hipertrofiada recibida de su predecesor.
Recordó que el nombramiento de una excesiva jerarquía gubernamental, ha generado gran daño a las finanzas públicas, y la creación de mecanismos burocráticos palaciegos, como la multiplicación de gabinetes, tienden a cargar el desempeño presidencial y a inhibir decisiones y acciones.
Fuera de la designación de funcionarios y creación de gabinetes, no puede identificarse una iniciativa específica significativa, tomada por el presente gobierno, dirigida a romper el estado de inercia que viene sumiendo a la economía dominicana.
Sostuvo que además de la inercia, que afecta a sectores claves como el eléctrico y el combustible, en el gobierno se han visto profundas incoherencias, inconsistencias y debilidades.
Citó el nombramiento excesivo de personal burocrático, la indefinición respecto al punto que traba la reforma fiscal, es decir, el impuesto al sirope de maíz y la inestabilidad y falta de firmeza en medidas como la anunciada rebaja en los precios del transporte y control de precios, y el encubrimiento de quienes usaban vehículos robados. Entiende que para lograr un arranque exitoso, el presidente Fernández debe volver al carril de la austeridad y no centrar toda su esperanza en mayores ingresos a través de la reforma, sino también con la reducción del gasto.
SEÑALES POSITIVAS
Luis Manuel Piantini, economista y ex vicegobernador del Banco Central, estima que el gobierno ha dado señales positivas, entre las que cita la creación del Consejo Económico y Social con una participación amplia de diferentes sectores, que permitirá diseñar planes factibles y viables para todos y que permitan diseñar una estrategia nacional como país.
Consideró que la tardanza en la designación de los equipos atrasó los planes y programas de trabajo. Se lamentó de las dificultades añadidas que supone los destrozos del huracán Jeanne y recordó que cuando Georges, en 1998, el Banco Central le prestó al gobierno RD$500 millones, pero ahora la ley impide una salida semejante.
También criticó que desde el año pasado no haya realizado la reforma fiscal y arancelaria integral que necesita la economía dominicana.
Finalmente, el empresario Celso Marranzini sostiene que las nuevas autoridades han generado confianza y estabilizado la economía, lo que se ha traducido en reducción en las tasas de cambio y de interés en los bancos comerciales.
Entiende que muchos problemas no se han resuelto porque intereses políticos estuvieron obstaculizando la reforma fiscal en el Congreso.