Desde el 11 de marzo del 2020, cuando la OMS declaró a la COVID-19 como una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII), la OPS/OMS ha seguido de cerca el impacto de la pandemia sobre la cobertura de vacunación.
Actualmente, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) registró una disminución de la cobertura de la tercera dosis de la vacuna contra la difteria, tétanos y pertussis (DPT3) en niños menores de 1 año[2], lo que representa una amenaza para los países de América Latina.
En 2021, entre la semana epidemiológica (SE) 1 y la SE 7, dos países notificaron casos confirmados: Haití con 6 casos, incluida una defunción y la República Dominicana con 5 casos de los cuales todos fallecieron.1
La difteria es una enfermedad prevenible por vacunación que ocasiona dolor de garganta, fiebre baja y escalofríos, pero puede causar membranas en la faringe que obstruyen la vía aérea convirtiéndose en una urgencia en salud. La toxina de la difteria puede afectar el corazón, y causar un ritmo cardiaco anormal e incluso insuficiencia cardiaca. También puede afectar los nervios y causar parálisis.
Esta enfermedad puede ser muy grave dado que 1 de cada 5 niños menores de 5 años que la contrae, muere a causa de la misma.[3]
El Centro para el Control y la Prevención de las enfermedades (CDC) indica que cuando un niño es vacunado se evita que, a causa de la difteria, se le forme una membrana espesa en la parte de atrás de la nariz o garganta, la cual puede causar dificultad para respirar o tragar.[4] De ahí radica la importancia de la continuidad en las coberturas vacunales
Para promover la inmunidad contra la difteria, la OPS/OMS reitera a los Estados Miembros la recomendación de garantizar coberturas de vacunación superiores al 95% con la serie primaria (3 dosis) y refuerzos (3 dosis). Este esquema de vacunación brindará protección a lo largo de toda la adolescencia y la edad adulta (hasta los 39 años y posiblemente más).1 El esquema de vacunación de la República Dominicana incluye 3 dosis en los menores de 1 año, y 2 refuerzos.
Según la OMS, otros factores que inciden en esta posible propagación, tanto en República Dominicana como en otros países de la región de América Latina y el Caribe, son la activa migración, de personas provenientes de países con sistemas de salud debilitados, así como falta de políticas de vacunación de adolescentes y adultos en varios países.[5]
La situación se torna más preocupante al comparar la cobertura de vacunación del año 2020 contra la del 2019, donde reportes de la OPS/ una disminución del número de dosis de la DPT3 administradas entre marzo y junio del 2020, comparado con el mismo periodo en 2019.1
La Dra. Yamile Sandoval Gerente Médico de Sanofi Pasteur Pacífico, Centroamérica y el Caribe explicó que la baja cobertura en vacunación que estamos viviendo a causa del cierre de los servicios de inmunización durante la pandemia de COVID-19, las restricciones a los desplazamientos o el temor de los padres a infectarse con el virus de COVID-19, podrían aumentar el riesgo de resurgimiento de algunas patologías inmunoprevenibles como es el caso de la difteria.[6]
La OMS/OPS instan a los países con brotes de difteria en curso a que implementar estrategias de vacunación basadas en la epidemiología de la enfermedad, enfocadas en las áreas geográficas afectadas, y podría ser necesario incluir la vacunación de adultos, así como el fortalecimiento de los sistemas de vigilancia y la capacidad de diagnóstico laboratorial de difteria.1
Finalmente, Difteria y Sarampión son un claro ejemplo de aquellas enfermedades que han empezado a resurgir, en países en donde ya estaban controladas, debido a la caída en las coberturas de vacunación.
La vacunación es clave para prevenir casos y brotes; y el manejo clínico adecuado disminuye las complicaciones y la letalidad.