Digamos adiós a los congresistas que nos lastiman

Digamos adiós a los congresistas que nos lastiman

Poder llegar hasta ellas será un alivio. Aunque resulte difícil sortear los obstáculos que suelen separarnos de sus aguas, saber que las playas seguirán siendo nuestras es una gran noticia. Y es que, con todo lo que la nueva Constitución nos está quitando, es divino pensar que al menos nos queda el mar.

Ser ciudadano, a la par de la reforma, es cada vez más indignante.

Y es que nuestros derechos, en lugar de hacerse más fuertes, se debilitan en cada jornada de la Asamblea Revisora.

No sé cómo quedaremos cuando estrenemos esta lamentable Carta Magna.

Quizás no seamos más que ciudadanos de tercera categoría en un país que quiere presentarse como una nación moderna y que se asemeja al primer mundo.

Lo más lamentable es que esta Constitución es lo que han pactado los dos líderes que protagonizan la triste escena del panorama político del patio.

Viéndolos a través de su engendro, es fácil reparar en lo poco que significamos para ellos: somos eso, unos simples imbéciles sin voz y sin derechos, cuya única valía se mide a la hora de depositar un voto en las urnas.

Esta Asamblea nos viene a demostrar, por no sé cuánta vez, que es urgente que renovemos el liderazgo nacional.

Ya no podemos seguir gobernados por gobernantes a los que no les importamos nada.

También, y el próximo 16 de mayo es nuestra gran oportunidad, tenemos que sacudir el Congreso Nacional. Esos legisladores, que parecen borregos más que políticos, no es lo que necesitamos.

La República Dominicana merece gente con conciencia que hable por sus ciudadanos.

Hagamos algo, por favor, antes de que nos acaben de joder.

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