Digesett: así no, por favor

Digesett: así no, por favor

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na “asistente doméstica” explicaba recientemente, que tuvo que ir al trabajo en vehículo público porque el automóvil de su marido se descompuso y está usando el de ella en estos días.

Esto en parte explica el denso tráfico en horas de ir o salir del trabajo; aunque que en las demás horas, las calles igualmente se llenan de automóviles unipersonales, que más parecen de turistas que en diligencias laborales.

Pero lo que parece es que parte de los taponamientos se debe a la falta de una estrategia apropiada para el manejo del tránsito por parte de la Digesett.

Hay áreas e intersecciones de importancia estratégica para el flujo vial, como la 27 con Lincoln, o con Churchill en las que el agente hace esperar a la masa de conductores durante varios cambios del semáforo; lo cual, además de irritante, no se entiende; ya que el Presidente se mudó a un lugar desde el cual va a Palacio sin causar estos taponamientos, como ocurría en pasados gobiernos.

En el tránsito capitalino siguen existiendo situaciones insufribles e inexplicables, en lugares que no tienen razón de ser. Y, al parecer, la incapacidad de corregir viejas aberraciones legales y de sentido común, se han agravado. Por ejemplo, siguen existiendo “áreas de privilegio” en las que nunca se ha visto un “amet” ni cerca, donde se cometen infracciones a la vista de todos.

Parecería que hay un “abandono táctico” de esas áreas con el consentimiento de los que dirigen la entidad. O se trata acaso de una táctica diferente, acaso inteligente: permitir que el caos sea el que reordene la circulación vehicular; lo cual no es del todo descabellado o irresponsable, porque hay quien entienda que el caos puede operar como un re-ordenador de realidades turbulentas y caóticas, dando lugar a patrones y cursos “espontáneos”, que resuelven situaciones cuando los que dirigen no pueden hacerlo de mejor manera.

Pero aparte del caos y del favoritismo recompensado o gratuito, pareciera que hay negocios que saben cómo lograr que ningún agente ande por sus derredores. Contrariamente, hay zonas y áreas de primera importancia y categoría en los cuales nunca (¡nunca!) se ha visto un amet ni siquiera vestido de civil; como por ejemplo el tramo de la Charles Sumner y Los Praditos.

El caso está para la “chacota”, como dicen en países. Siendo más grave la situación porque la Charles, ya congestionada, es vía designada para vehículos pesados acceder a la “autopista” Duarte. Ahí se verifican, de modo constante, diariamente, dobles y triples parqueos, en horas laborables. (De noche la zona es un ruidoso centro de diversión hasta la madrugada (…pero sus vecinitos son pobres).

Son, pues, casos de estudio, tanto el área como los motivos de Digesett.

Lamentablemente, pareciera que cuando salimos de los tapones, simplemente agradecemos y olvidamos. Lo cual es parte de una irresponsabilidad generalizada. O tal vez se trata de un mecanismo de acomodación a una insufrible realidad de nuestra vida urbana. No obstante, hay situaciones en que uno está obligado a decir: ¡Así no, Digesett!.

Hay intersecciones en las que agentes crean largas colas de automóviles

Parece que la falta de una estrategia apropiada es parte del problema

Siguen existiendo “áreas de privilegio” en las que nunca se ve un agente