Dilma Rousseff arremete contra la austeridad y pide crecimiento en Europa

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CADIZ, España. AFP. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, arremetió hoy contra las políticas de austeridad para hacer frente a la crisis y defendió la adopción de medidas para estimular el crecimiento y la inclusión social en la XXII Cumbre Iberoamericana.  

Rousseff sostuvo enfáticamente que Brasil «defiende que la consolidación fiscal simultánea no es la mejor respuesta a la crisis mundial, y que puede inclusive agravarla, llevando a una mayor recesión», y añadió que esa visión permitió a su país superar los efectos de la crisis a partir de 2008.  

En un discurso seguido con atención por los jefes de Estado y de gobierno de España y Portugal, dos países europeos duramente golpeados por la crisis, la dirigente de la sexta mayor economía del mundo afirmó que la austeridad sometió hasta ahora a sus poblaciones a «enormes sacrificios».  

Rousseff recordó que la I Cumbre Iberoamericana, en 1991, se realizó en momentos en que los países latinoamericanos estaban aún sumergidos en la «crisis de la deuda», y que «aconsejados por el Fondo Monetario Internacional» pasaron dos décadas haciendo un ajuste fiscal riguroso para digerir las dificultades.  

Como resultado, «en ese período, Brasil se estancó, dejó de crecer y se tornó un ejemplo de desigualdad social. Nuestros esfuerzos sólo se convirtieron en una solución cuando volvimos a crecer», dijo Rousseff en un mensaje directo a los dirigentes españoles y portugueses.  

Con esa receta, «no sólo Brasil sino toda América Latina» ofrece ahora «dinamismo económico, vigor democrático y mayor igualdad social gracias a políticas que dieron prioridad al crecimiento económico y a la inclusión social», remató.  

En la visión de la presidenta brasileña «queda cada vez más claro que sin crecimiento será muy difícil el camino de la consolidación fiscal. Los ajustes serán cada vez más costosos socialmente y cada vez más críticos políticamente».  

La prioridad a la austeridad, añadió Rousseff, «aunque aleja el quiste de una quiebra financiera, no aleja la desconfianza de los mercados, y aún más importante, no aleja la desconfianza de las poblaciones».  

Para hacer frente a la creciente insatisfacción social, agregó, es necesaria la adopción de una estrategia que «obtenga resultados concretos para las personas y presente un horizonte de esperanza, no sólo la perspectiva de más años de sufrimiento».  

Además, según Rousseff, la austeridad no ha sido capaz de consolidar su objetivo principal, el equilibrio fiscal. «En virtud del bajo crecimiento y del austero corte de gastos, asistimos ahora al crecimiento de los déficits fiscales y no a su reducción, que a su vez conducen a la reducción del PIB», apuntó.  

La prédica brasileña contra la austeridad como solución de la crisis encontró un eco evidente entre los anfitriones españoles, presionados para encontrar una salida sin agravar el ya crítico cuadro social.  

«En el contexto actual de dificultades es necesario prestar una atención especial a las políticas de crecimiento económico», afirmó el presidente del gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, al abrir las sesiones de trabajo de los jefes de Estado y de Gobierno. 

Y subrayó que «actualmente América Latina posee una posición de partida más ventajosa que Europa para sortear la crisis».  

El impacto social de la crisis de la deuda europea se convirtió en el tema central en la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, en un contexto generalizado de cuestionamiento a las medidas de austeridad como forma prioritaria para superar la coyuntura.  

Los jefes de Estado y de Gobierno debían mantener este sábado dos reuniones plenarias y un almuerzo a puerta cerrada, sin presencia siquiera de los cancilleres, antes de aprobar por la tarde el texto final del encuentro. 

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