Lisboa. La presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, tiene absoluta confianza en que saldrá airosa de la fase final del juicio político contra ella y tildó de “absurdas” las acusaciones contra su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva. “Me siento muy optimista. Creo que vamos a vencer esta batalla (…) Tengo la seguridad de que los senadores van a adoptar la actitud más correcta y democrática”, manifestó Rousseff, en una entrevista concedida en Brasilia y publicada hoy en el periódico portugués “Diário de Notícias».
Apartada del poder desde el pasado 12 de mayo por unas supuestas maniobras para maquillar los informes de cuentas públicas en su gestión de 2014 y 2015, aún faltan dos pasos para que se confirme el cese de Rousseff. El informe contra ella debe pasar por una mayoría simple de 41 votos entre los 81 posibles en el Senado y, después, se convocaría una segunda votación en la que la dirigente sería destituida si lo respaldase una mayoría calificada de 54 senadores (dos tercios).
De llegarse a ese extremo, Michel Temer concluirá el mandato que vence el 1 de enero de 2019, pero si Rousseff fuera absuelta, recuperará el poder una vez que se publique la sentencia. “El ‘impeachment’ (proceso de destitución) no será ratificado”, reafirmó Rousseff, quien dejó fuertes críticas al Gobierno interino del vicepresidente Michel Temer y al expresidente de la Cámara baja de Brasil, Eduardo Cunha, quien accionó la petición de destitución contra la presidenta.
A Temer le consideró “mezquino” por cortarle en gastos personales básicos a los que tiene derecho, como en la alimentación, y a Cunha le tildó de “ultraliberal” en la economía y “ultraconservador” en lo social. Rousseff, que asumió la presidencia de Brasil en enero del 2011, defendió a su antecesor Lula, al que le han acusado de corrupción.