BRASILIA. AFP. La destituida presidenta de izquierda Dilma Rousseff partió ayer de Brasilia para instalarse en Porto Alegre (sur), desde donde promete dar batalla contra su sucesor conservador Michel Temer y sus planes de ajuste.
Seis días después de ser removida del poder por el Senado, Rousseff, de 68 años, abandonó el Palacio de Alvorada, rodeada por un centenar de militantes y varios exministros y legisladores. La expresidenta descendió de su vehículo y pisó el asfalto regado de pétalos rojos y amarillos en la entrada del predio para saludar a sus partidarios. Allí, detrás de unas gafas de sol, recibió besos, globos en forma de corazón y rosas. Su gesto fue acompañado por lágrimas.