La actividad política, escuela de “líderes” estrambóticos, esperpénticos y amorales, ha deformado percepciones, cambiado paradigmas, haciendo que los adagios, refranes y frases populares ya no signifiquen lo mismo. Ya no es “dime con quién andas y te diré quién eres”, sino “dime donde está “la grasa” y para allá voy”, expresión que denota un clientelismo sin miramientos, realmente inmoral o pragmático, como dirían algunos, que transforma una gran franja del pueblo (¿la mayoría?) en una veleta que se mueve con los vientos generados por el que tenga más papeletas.
Por lo anterior resulta incomprensible que unos critiquen los acuerdos de los otros y, en particular la saña con que los grupos minoritarios, pseudo-izquierdistas y/o revolucionarios de Minou Tavárez Mirabal y Guillermo Moreno y sus acólitos, descalifican el acuerdo del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) acusándolo de “retroceso” y retranca para la unidad de toda la oposición atendiendo a los antecedentes balagueristas represivos de infeliz recordación que “mancharían” los acuerdos.
Sin recurrir a la historia de los últimos 40 años de alianzas partidarias, creo necesario detener la hipocresía desbordada y, con solamente mencionar la consolidación del triunfo peledeísta en el 1996 con el respaldo del PRSC y los papeles desempeñados por los licenciados Minou Tavárez y Guillermo Moreno, a su entera satisfacción, como funcionarios de los gobiernos peledeístas, ambos deberían explicar por qué ahora es que la “rémora” reformista se ha convertido en indeseable y no cuando ellos disfrutaron del poder con el favor de sus votos.
El nuevo refranero político nacional debe incluir la frase “Dime con quién anduviste y te diré quién sigues siendo”. Farise@.