Dime lo que escuchas y te diré quién eres

Dime lo que escuchas y te diré quién eres

Eran las once y media de la mañana cuando llegué a la peña que cada domingo organizábamos en el barrio, en la galería de cualquiera de los contertulios: En las periódicas reuniones se hablaba de canción. Nunca faltó una guitarra para entonar las melodías de los grandes cantautores del mundo.

Siempre estuvieron presentes las composiciones de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Luis Eduardo Aute, Joan Manuel Serrat y Bob Dylan.

Antes de entrar me detuve a saludar a un vecino. Este en tono jocoso me dijo: (Qué dice ese comunista! Aunque aquella expresión me cayó mal, saludé al señor de manera cordial.

Ya involucrado en el ambiente de trova, escuchaba los reproches del grupo por haber llegado hora y media tarde. Les expliqué que había trasnochado porque estaba en Santiago de los Caballeros disfrutando de un concierto de jazz organizado por músicos de esa ciudad. Al escuchar lo que dije uno de los presentes expresó: AEse es un chico de la high, un riquito@.

Ese mismo día a las 4:00 de la tarde me senté a disfrutar de una cerveza bien fría. Allí se escuchaba una emisora que colocaba salsa y merengue de los años 70 y 80, pretexto ideal para extender, de una a tres las cervezas.

En momento en que el jolgorio dominaba llegó la policía e incautó las bocinas, cuerpo del delito de aquella contaminación causada por ruido.

Con pose de Chapulín Colorado y sin querer aceptar que aquellos agentes solo cumplían con su deber, me dirigí al comandante de la operación.

)Qué pasa teniente? pregunté al oficial.

Que ustedes tienen a uno Ajarto@ con esa música a to lo que da. Permiso que yo no hablo con delincuentes.

Luego de la palabra del oficial, me retiré del lugar sin pensarlo dos veces. Mientras caminaba, sacaba del bolsillo de mi memoria el resumen de ese domingo inconcluso: En seis horas, aproximadamente, fui tachado de comunista, riquito y delincuente, y yo lo único que soy es un amante de la música.

Como todo el mundo, tengo mis inclinaciones hacia determinados géneros o estilos. Pero eso no me impide detenerme ante otras propuestas. Cuándo digo que un tipo de música me desagrada, es porque he escuchado bastante de ella. Entender la música y el canto de los pueblos, sin prejuicio, nos ayuda a crecer. La música, clasificación, ayuda a la salud espiritual. Además es vehículo que nos lleva a conocer los fenómenos socioculturales.

Olvidaba contarles, que el mismo domingo en la noche, mi novia me exigió que quitara una bachata que yo había sintonizado en el radio de su automóvil. Recuerdo que me dijo: ANo seas >Chopo=, man@.

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