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PUERTO PRÍNCIPE (EFE).- La dimisión del ministro haitiano de Justicia, Bernard Gousse, supone un nuevo golpe para el frágil Gobierno interino de Haití, un país sumido en una espiral de violencia. Gousse presentó hoy su dimisión después de que un grupo de legisladores estadounidenses pidiera al Gobierno de EEUU que presionase para que éste dejara el cargo por mantener en prisión al ex primer ministro Yvon Neptune, quien ha estado en huelga de hambre.
Neptune está encarcelado desde el año pasado por su supuesta vinculación con una matanza cometida en Saint Marc (norte) en febrero de 2004, días antes de que el ex presidente Jean-Bertrand Aristide abandonara el país.
Gousse declaró a EFE que seguirá al frente de la cartera de Justicia hasta que le sea aceptada la renuncia, dado que no ha conversado sobre el asunto con el primer ministro, Gérard Latortue, y la dimisión no tiene un carácter «oficial».
El ministro dimisionario rehusó comentar la relación entre su decisión y la carta de diez parlamentarios demócratas estadounidenses pidiendo al Gobierno de Estados Unidos que presionará para quitar a Gousse del cargo.
Gousse envió hoy a la prensa local la carta de dimisión, con fecha de ayer, martes, en la que explica que tomó esta decisión por «principios».
En el escrito señala que continuará su lucha por los principios de un poder judicial verdaderamente independiente y destaca que está orgulloso de haber podido aportar su contribución después de «la caída de una dictadura».
Latortue declaró ayer, martes, que este fin de semana tomará decisiones «importantes» en cuanto a la seguridad en Haití, aunque no entró en detalles.
El primer ministro haitiano habló en esos términos durante una ceremonia con dirigentes de los principales partidos políticos, a quienes pidió un comportamiento democrático durante el proceso electoral de octubre y noviembre.
El ministro de Justicia de Haití formaba parte del sistema de seguridad en el Consejo Superior de la Policía haitiana.
Gousse fue nombrado ministro de Justicia por el Gobierno interino de Latortue formado en Haití tras la salida del poder y del país en febrero de 2004 del ex presidente Arístide, actualmente exiliado en Sudáfrica.
La prensa de Haití divulgó el pasado lunes el contenido de una carta enviada por diez senadores estadounidenses a la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, en la que se recomendaba que Washington presionara para lograr la dimisión de Gousse.
En esa misiva, los senadores también pedían que la comunidad internacional tomara el control de la justicia de Haití.
Por su parte, el embajador de EEUU en Haití, James Foley, expresó ayer, martes, sus reservas sobre la actitud del grupo de senadores demócratas estadounidenses y su petición de renuncia.
«Rechazamos toda tentativa de dictarle (pautas) al gobierno haitiano», declaró Foley a la prensa y destacó que «no es así como el gobierno de Estados Unidos actúa en Haití».
Evans Paul, dirigente de la Confederación Unidad Democrática, estimó que la gestión de Gousse «puede ser criticada», pero sostuvo que la postura de los senadores estadounidenses constituye «una intromisión poco elegante».
El director de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH), Pierre Espérance, condenó la petición de los senadores de Estados Unidos y pidió al Gobierno interino de Haití que no tomara en cuenta sus recomendaciones.
La anarquía se ha incrementado en los últimos meses en Haití, a pesar de la presencia de las tropas de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización (MINUSTAH).
Diversos asesinatos, secuestros y otros actos de delincuencia se han registrado en Puerto Príncipe en las últimas semanas.
La violencia ha llegado al extremo de que el sábado pasado el enviado especial del Gobierno canadiense a Haití, Denis Coderre, instó a las autoridades haitianas y a las tropas de la ONU a actuar con firmeza contra los grupos armados y los sectores que alimentan la violencia en el país.
