Dimite presidente de los diputados en Brasil

Dimite presidente de los diputados en Brasil

BRASILIA (EFE).- El titular de la Cámara Baja de Brasil, Severino Cavalcanti, renunció ayer a su mandato por serias denuncias de corrupción y abrió así una enconada disputa por el cargo entre la oposición y el partido del mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

   Cavalcanti, un líder ultraconservador que durante los siete meses que estuvo al frente de la Cámara de Diputados fue un inesperado y fiel aliado de Lula, dimitió acorralado por acusaciones de extorsión contra el dueño del restaurante del Parlamento, fundadas en pruebas entregadas a la justicia.

   La renuncia de Cavalcanti y la posibilidad de que la oposición se imponga al oficialista y debilitado Partido de los Trabajadores (PT) en la elección de las nuevas autoridades de la Cámara Baja parece avecinar tiempos difíciles para el Gobierno en el Congreso.

   La presidencia de la Cámara de Diputados es un cargo clave para controlar la pauta legislativa, que tiene para discutir con urgencia una reforma tributaria y una compleja reforma política, que deberá servir para evitar las irregularidades en la financiación de varios partidos en la campaña electoral de 2002, que llevó a Lula al poder.

   Por esas irregularidades, el PT puede hasta ser ilegalizado y sectores de oposición llegaron a alentar la posibilidad de un juicio con fines de destitución contra Lula, hasta ahora frenado en parte por Cavalcanti. 

   Según las leyes electorales, para que esa reforma política esté en vigor para las presidenciales de octubre de 2006, debe aprobarse antes del próximo 30 de septiembre, por lo que será clave el impulso que reciba del titular de la Cámara Baja en los próximos 10 días.

   Las denuncias contra Cavalcanti se conocieron hace dos semanas y, pese a los tajantes desmentidos del diputado, surgieron una serie de pruebas que para las autoridades judiciales demuestran su culpa.

   En su discurso de despedida, Cavalcanti hizo un repaso de su pobre infancia y adolescencia en el noreste de Brasil, la región más miserable del país, y atribuyó a los «prejuicios» que existen contra los habitantes de esa zona la «persecución» llevó a su renuncia.

   Con la voz quebrada por la emoción, dijo que «delante de tantas acusaciones, debo decir la verdad: Severino Cavalcanti se empobreció con la política, pero volvería a hacer lo mismo que ha hecho durante su vida».

   «Vacíen mis cuentas, mi vida, y llegarán a la misma conclusión inevitable de que he empobrecido con la política», dijo, para añadir que su vida pública es una muestra de «empobrecimiento ilícito».

   Dijo que optó por la renuncia no porque sea culpable, sino porque «había sido condenado de antemano por la prensa» y partidos de la oposición, a los que se refirió como «los poderosos de siempre».

   Además de ser acusado de extorsionar al dueño del restaurante del Congreso para renovar su contrato, Cavalcanti fue señalado entre los parlamentarios que supuestamente recibieron sobornos del PT, para supuestamente fraguar la mayoría parlamentaria que los votos no le dieron al gobierno en el 2002.

   El cargo de Cavalcanti será ocupado ahora, interinamente, por el vicepresidente de la Cámara Baja, José Thomaz Nonó, del derechista Partido del Frente Liberal, uno de los más enconados adversarios de Lula.

   Nonó presidirá la Cámara Baja durante cinco sesiones y deberá convocar a una elección interna, para la que ya se perfilan unos 11 candidatos.

   Uno, con apoyo de la mayoría opositora, es el propio Nonó, mientras que el PT hasta ahora baraja cuatro nombres.

   La elección de Cavalcanti en febrero pasado fue en parte fruto de las diferencias en el seno del PT, que presentó dos candidatos y dividió a su base parlamentaria.

   El denso clima entre el gobierno y la oposición casi se tradujo hoy en golpes, en una comisión que investiga casos de corrupción e interpelaba al banquero Daniel Dantas, un poderoso hombre de empresa de quien se sospecha que ha sido favorecido por el Gobierno.

   Entre acalorados cruces de acusaciones, parlamentarios del PT y de la oposición casi llegaron a las manos y dejaron patente el ánimo en el Congreso, en vísperas de la elección de un nuevo presidente de la Cámara de Diputados.

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