Diógenes Valdez

Diógenes Valdez

DONALD GUERRERO MARTÍNEZ
Por sus valiosos aportes a la literatura nacional, a la cual ha dedicado prácticamente la mitad de sus 64 años, el escritor sancristobalense Diógenes Valdez recibió el Premio Nacional de Literatura 2005, el cual auspician la secretaría de Estado de Cultura y la Fundación Corripio, que aporta los 500 mil pesos con que está dotado el galardón. Así, el nombre de Valdez queda incorporado al de sobresalientes personalidades literarias que le precedieron en el privilegio de obtener dicho premio.

Para la entrega del galardón se celebró un lucido acto que desde que fue instituido en el año 1990, ha tenido como escenario la Sala Eduardo Brito del Teatro Nacional. La entrega la realizaron el secretario de Cultura, José Rafael Lantigua, que puso en manos de Valdez el certificado que lo acredita como ganador del premio, y el presidente de la Fundación Corripio, José Luis Corripio Estrada, quien le entregó el cheque de la dotación mencionada.

Las parte protocolar del acto la agotaron Jacinto Gimbernard Pellerano, director ejecutivo de la Fundación Corripio, José Rafael Lantigua, secretario de Cultura, León David, que escribió la semblanza de Valdez, y éste, como escritor galardonado.

Gimbernard Pellerano manifestó que Valdez constituye «un singular ejemplo de sensibilidad, talento y laboriosidad», a lo cual se añade «la peregrina e inusual virtud de la humildad». Dijo que nunca ha buscado el escritor sancristobalense la imposición de su presencia física «para la enervante búsqueda de reconocimiento y notoriedad», lo que explica que se haya mantenido alejado de los círculos luminosos de los reflectores sociales».

Dijo también que la presencia de Valdez está en una producción literaria sobresaliente, intensa y extensa, que «además de una vertiente periodística importante, presenta una rica narrativa, ya impresa en varios libros».

El secretario de Cultura recordó que el talento de Valdez como narrador fue resaltado por la talla de intelectuales como Manuel Rueda, Enriquillo Sánchez y León David, entre otros literatos. Lantigua estima que la producción del escritor galardonado «es una obra madura y sostenida de la literatura nacional, llamada a ser guía de las generaciones venideras». Al resaltar la manera «sostenida y pulcra» con que la Fundación Corripio ha mantenido la entrega del Premio Nacional de Literatura, evocó la memoria de Don Manuel Corripio, fallecido hace pocos meses, en quien vió «un gran propulsor de la citada premiación». Desde la instauración del premio, Don Manuel estuvo presente en todas las ocasiones de su entrega.

En la semblanza de Valdez, señaló León David que siempre ha reputado al escritor galardonado «como uno de nuestros más incontrovertibles y diestros narradores, cálamo poseedor por gracioso regalo de las musas, del don de la palabra». Juzgó «un acierto» conferir a Valdez «la palma de la versión 2005 del premio», que lo confirma, respalda y garantiza «la abrumadora aprobación que ha suscitado en la grey de los literatos y amantes de la buena lectura». Luego expresó que «cuando la decisión de un jurado competente coincide con la de la casi totalidad de los opinantes del conglomerado intelectual de la nación, la posibilidad de veredicto errado es, ciertamente, muy escasa».

En las palabras de agradecimiento por la concesión del premio, Valdez consideró que con su propósito de galardonar a los escritores dominicanos por la obra de toda una vida, «la Fundación Corripio recupera, en su más hermosa tradición, el reconocimiento a un espíritu creador, por medio de un lauro que concita el fervor de las mayorías». Recordó que las grandes tragedias griegas de Esquilo y Sófocles, admiradas por la humanidad desde hace más de dos mil años, «fueron creadas con motivo de un certamen en el que la Polis premiada la obra bella y aplaudida». Luego declaró que decidió presentarse ante el público congregado para presenciar el acto, «de la manera más humilde, con el alma limpia, como si compareciera ante el Juicio Final». Le pidió al público que lo vean siempre como el ser humano que ha sido siempre, «más que como el escritor premiado con el más alto galardón que se concede en el país a la literatura». Valdez se declaró un escritor reconocido «en base a la constancia y dedicación al trabajo que realiza». Y dijo que para él era de vendimia la noche en que recibía el premio, porque recogía «los frutos que he sembrado a lo largo de mi vida literaria».

El acto fue enmarcado por interpretaciones del Divertimento No.3, Kochel 138, de Mozart, y la Serenata en Sol, de Francois Bahuad, director del Conjunto de Cuerdas Ars Nova que integra junto con Svezdana Radojkovich, Militza Yankova y José Antonio Guibert, lo presidieron, además de los oradores citados, el empresario José Luis Corripio Estrada, presidente de la Fundación Corripio, Jorge Tena Reyes y José Alcántara Almánzar, asesores de la Fundación, y Rosa María Vicioso, directora artística del Teatro Nacional.

Parte del público estuvo compuesta por familiares y amigos de Valdez que viajaron desde San Cristóbal para asistir al acto, que fue nutrido también por personalidades ligadas a los quehaceres culturales.

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