Esto es lo que yo doy a los que me sirven: la victoria. Isaías 54: 17.
El hombre busca ser recompensado en lo que hace y siempre está a la espera de que le reconozcan lo que hizo, anhelando ser retribuido con regalos, halagos, dinero, joyas, viajes, etc., poniéndole precio a su servicio con los demás. Por eso, vemos como prevalecen los deseos de nuestra carne buscando lo que nos agrada y nos complace, haciendo que edifiquemos sobre cosas que no tienen valor y son efímeras, pues son momentáneas.
Pocos conocen el valor de servirle a Dios, y nos hemos familiarizado tanto que lo hacemos por costumbre o por obligación, pero no entendiendo su significado delante de Sus ojos cuando es de corazón.
Dios recompensa a los que Le sirven, dándoles la victoria en todo lo que Le pidan: restaurando el hogar, devolviendo el corazón de los hijos, sanando, rompiendo yugos, bendiciéndonos y venciendo nuestros enemigos. Porque la victoria es de los que han tomado forma de siervo y se han humillado como esclavos delante del único y poderoso Dios.
Cuando Le sirvas, hazlo con amor porque Él es el único que puede darnos lo verdadero y lo eterno: Su Victoria.