Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al Espíritu Santo, para que siempre los ayude y siempre esté con ustedes. Juan 14: 16
Es difícil enfrentar situaciones dolorosas y no tener un apoyo o alguien en quien podamos sostenernos para que la carga sea más ligera. Los hijos de Dios debemos tener la certeza de que Dios es nuestro Ayudador, y que no estamos solos aunque así pareciese.
La presencia física nos da seguridad porque a eso estamos acostumbrados, a que alguien esté con nosotros. Es como si compartieran la carga juntos y ambos se apoyaran; pero el hecho de no ver a Dios físicamente no quiere decir que no está, porque Él no se aparta de nosotros. Y vemos que Jesús confirmó esto cuando nos dejó al Espíritu Santo como nuestro Ayudador.
Confiemos en que Dios está con nosotros trayendo la ayuda y la protección que necesitamos. No lo ignoremos; dejemos que se manifieste libremente y veremos que, aunque no podemos mirarlo, se hará sentir para darnos de todo lo que tiene y quiere para los hijos de Dios.