Apelar a la cooperación internacional es la única vía razonable para ventilar el caso del cemí taíno en el Museo de Antropología y Etnografía de la Universidad de Turín, en Italia, y cuya devolución a República Dominicana es debatida desde hace semanas.
El escritor y poeta Andrés L. Mateo, delegado permanente ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), plantea que esa cooperación debe ser expresada en el derecho concebido de la legitimididad de la cultura que la pieza expresa.
“El cemí taíno no cae en el marco de la Convención de la Unesco de 1970 de la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales, porque se desconoce de qué manera llegó esa pieza histórica a manos de la familia Cambiaso, incluso rechazando o admitiendo la supuesta donación de Pedro Santana, por no apegarse a la cronología de la historia objetiva”.
Asimismo el diplomático expresó que “la Convención es muy clara y ofrece un ámbito común a los Estados sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, la exportación y la transferencia de propiedades ilícitas de bienes culturales”.
Mateo planteó además que “existe una historia muy amplia sobre el trasiego de bienes culturales, en los casos más connotados ligada a acontecimientos históricos capitales de los hechos contemporáneos, como la segunda guerra mundial, las guerras civiles, las revueltas regionales, las antigüedades sustraídas del oriente medio, el comercio, etc”.
El embajador Mateo reiteró que, “sobre todos estos hechos, fundándose en la Convención de 1970, la UNESCO ha actuado”.
En ese sentido, agregó que “la Convención también prevé un marco apropiado para compartir soluciones, basado en el principio de cooperación internacional que contiene ese documento de la UNESCO”.
Recordó que en el siglo XV, y hasta por lo menos tres siglos después, las crónicas hablan de innumerables objetos de la expresión cultural taína que llegaron a Europa rodeados de la curiosidad de lo nuevo, lo diferente.
Entre esas piezas hubo innumerables cemíes que desaparecieron.
“Esto hace del cemí que reposa en la Universidad de Turín, un testimonio único, un verdadero patrimonio de nuestra cultura. Es comprensible, por lo tanto, que el marco para lograr su devolución sea la cooperación internacional”, puntualizó el diplomático y escritor dominicano.