Diplomáticos conocen la modernidad de la PUCMM

Diplomáticos conocen la modernidad de la PUCMM

POR ÁNGELA PEÑA
No estaba ansioso ni atormentado frente a un conflicto político o social, ni era ese día el celoso guardián de la paz enfrentado a peligrosos intentos de inestabilidad nacional. Era el mismo monseñor Agripino que tantas veces ha desempeñado funciones de mediador, pero convertido en improvisado guía mostrando al Cuerpo Diplomático acreditado en el país las bellezas del campus de la Universidad que dirige.

Era el maestro explicando tecnologías, dando cátedras de ciencias, improvisando un discurso educativo que matizaba con hilarantes anécdotas u oportunas citas impregnadas de sabiduría.

Bocinas rodantes le seguían junto a embajadores y esposas mientras él, con micrófono, caminaba por las sendas peatonales bordeadas de corales, sombreadas por frondosos árboles frutales entre los que se confundían los alegres matices de florecidos anturios, trinitarias, margaritas, rosas y otras especies del inmenso terreno que alberga a la academia en Santiago.

Casi todos despojados de la formalidad de sus atuendos habituales, los diplomáticos caminaban tras él atentos, curiosos, impresionados ante el sobresaliente modelo de formación profesional, espiritual, artística, que es la casa de estudios.

El viejo templo, desde el cual «irradia el sol de la justicia», al decir del rector, fue el segundo punto del recorrido que se inició en el edificio de Administración y Servicios Generales. «Aunque tenemos una iglesia nueva, grande, los egresados prefieren esta capilla para sus bodas, bautizos y celebraciones familiares», explicó Núñez Collado.

El embajador Hans Hertell, de Estados Unidos, y el nuncio apostólico Timothy Broglio eran inseparables a ambos lados del rector dando seguimiento con interés a las descripciones de estructuras, esculturas, símbolos, construcciones, inscripciones en tarjas y los demás comentaban entre ellos lo que oían y miraban. «Cuando anuncian que viene un ciclón y que pocas cosas podrían quedar en pie, muchos aseguran que vendrán a refugiarse aquí», expresó Monseñor significando la solidez del Centro de estudios, una de las primeras obras levantadas en ese campus, en los años 60.

Al mismo tiempo describió la imagen del Cristo en la fachada, obra de William Read. «Lo confeccionó de bumpers de carros en los que hubo accidentes mortales. Encierra un doble símbolo: el de la muerte, pero si es de Jesucristo, está incubada la resurrección». Allí fue inaugurada recientemente la esplendorosa cafetería denominada Pensum, donde hubo un refrigerio con bocadillos y bebidas para los invitados, algunos quizá confundidos con estudiantes por sus camisas, ordenadores personales, chaquetas y gorras juveniles.

«Permiso, estamos mostrando la Universidad a los diplomáticos», manifestó Monseñor a los estudiantes en una de las salas de la Biblioteca y luego de presentarles a los visitantes dijo a éstos: «Tenemos profesores y estudiantes de más de veinte países», probando su aseveración con la diversidad de colores y facciones presentes, usuarios de computadores. «Podrán apreciar que todas las terminales están ocupadas. Como ven, estos no son servicios ociosos», precisó monseñor Núñez.

El motivo del paseo era, precisamente, enseñarles la Feria Internacional con representación de igual número de naciones. Los viajeros salieron en autobús desde el Recinto Santo Tomás de Aquino y fueron recibidos y acompañados por el rector y miembros del personal docente y administrativo de Santo Domingo y Santiago.

Asistieron, además de Hertell y Broglio, Jorge Roballo, de Argentina; Álvaro Sevilla, de Nicaragua; Vicky de Franco, de Panamá; Omar Córdova Rivas y esposa, de Cuba; Francisco de las Heras, en representación de Dino Sinigallia, de la Unión Europea.

También José Luis Rodríguez Villacañas, de la Orden de Malta; Jorge Caballero, de Chile; John Chi-Tai Feng, de China, Taiwán; Jean Claude Moyret, de Francia; Yoav Bar-On, de Israel; Giorgio Sfara, de Italia; Duncan Croci y esposa, de Uruguay; Luc Bonnamour, de la Agencia Francesa de Desarrollo; monseñor Kurian Mathew Vayalunkal, secretario del Nuncio; Isabel Téllez de Ortega, de México; Joceliné Blemou, encargada de negocios de Haití; Nery Magali Funes Padilla, de Honduras; Miriam Polito de Fabiancic, esposa del representante de las Naciones Unidas, entre otros.

COMO UNA CÁTEDRA

Tras el podio, siguiendo las imágenes del documental en dos pantallas gigantescas, a veces auxiliándose en el contenido de su ordenador personal, monseñor Agripino Núñez y sus invitados parecían maestro y estudiantes, uno desarrollando como tema la historia y la evolución de la Madre y Maestra, otros escuchándole concentrados.

«La Universidad nació bajo el signo del desarrollo, teniendo claro la incursión en áreas nuevas. Los primeros egresados fueron de administración, economía, trabajo social, ingenierías y maestría en administración pública, porque todo lo que teníamos era en el sector privado», afirmó. Lamentó la sustitución, cada cuatro años, de empleados públicos por compromisos políticos, y exclamó: «Este país tiene que profesionalizar la administración pública, y aquellos servidores que demuestren tener interés y capacidad deben tener asegurada su vida, sentirse tranquilos».

Esa y las condiciones personales para llegar a ser un líder fueron las únicas notas políticas de la extensa exposición del rector, que habló de los acuerdos con otras instituciones educativas, las ofertas académicas, los laboratorios, proyectos de superación de profesores, intercambios, créditos, programas permanentes de capacitación y la especial formación integral de los estudiantes de la «Pucamaima», así como su concepto del líder: «Es aquel que es capaz de hacer cosas extras» a las propias de los estudios, opinó en el momento en que hablaba de los participantes en la Pastoral Universitaria, en las asociaciones de estudiantes por carrera, en los grupos artísticos.

Otro tema que desarrolló emocionado fue el de la incorporación de la Madre y Maestra a la modernidad, a los avances tecnológicos, detallando los alcances de la comunicación a distancia, el acceso a catálogos, colecciones, portales vía Internet, la cuenta de correo electrónico asignada a cada estudiante, el número de computadoras existentes por cada uno, todas con entrada a la red, y declaró, orgulloso, el principal valor de la institución: sus egresados.

En la actualidad, reveló en otro orden, la Pontificia cuenta con 15.522 estudiantes.

Después de esta presentación los diplomáticos se dirigieron al teatro, donde disfrutaron actuaciones de la Tuna y del Grupo de Bailes que interpretaron y bailaron canciones típicas de diferentes países. Cada misión facilitó banderas para la hermosa escenografía. Luego asistieron a la Exposición Internacional y se confundieron con sus paisanos, saboreando bocadillos de sus tierras, hojeando libros de la autoría de coterráneos, viendo artesanía, obras de arte, música, productos mercantiles, platillos, dulces, bebidas propias de cada nación representada. Algunos posaron al lado de chicas y chicos vestidos con trajes vernáculos.

El encuentro más relajante fue el almuerzo ofrecido al final en la casa de la Rectoría donde los grupos artísticos, con diferente indumentaria y nuevo repertorio, cantaron a cada país encarnado en sus embajadores. Tras la bendición y la expresión de gratitud del Nuncio por los alimentos recibidos y compartidos, y luego de unas copas de exquisito vino, la nostalgia, expresada en aplausos e improvisadas tonadas a cappella, se apoderó de casi todos los diplomáticos.

 

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