ADALBERTO DE LA ROSA
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La celebración, por adelantado, del Día Internacional de la Mujer en el Congreso Nacional tuvo ayer dos escenarios: la entrega protocolar de reconocimientos a 40 maestras, abogadas y otras profesionales, y la protesta de campesinas, amas de casa y trabajadoras sociales que reclaman mayor participación y leyes más justas.
Las últimas no fueron invitadas al confortable salón de la Asamblea Nacional, ni en la lista de reconocidas estaban sus nombres. Extraoficialmente se informó que alguien propuso como candidata a Juana Ferrer, coordinadora de la Confederación Nacional de Mujeres del Campo (CONAMUCA), pero que fue excluida por alegadamente ser pro-haitiana.
Las mujeres del campo y de los barrios, utilizaron como escenario la calurosa acera frontal del edificio de Congreso Nacional, donde ataviadas con camisetas y pañoletas verdes, se plantaron con sus propuestas en manos a un lado de la entrada principal, bajo la mirada amenazante de la seguridad del Congreso y de Policías enviados al lugar.
Su premio era lograr que las autoridades congresuales recibieran un manifiesto reclamando justicia ante lo que consideran la gran crisis de marginalidad social y política de la cual son víctimas. Reclamaban el respeto al derecho a la tierra, políticas efectivas en la salud, educación, servicios, empleo y, sobre todo, participación.
Lograron su objetivo, de al menos hacerse sentir, al entregar al presidente de la Cámara, Julio César Valentín y a la diputada Minou Tavárez Mirabal las propuestas, y de conseguir su compromiso para que se escuchen sus voces en la sesión de la próxima semana con la lectura del manifiesto en el hemiciclo. La promesa la hizo Valentín, que gentilmente las recibió, pero no en su despacho.
Dentro del salón de la Asamblea, la situación era diferente el acto fue convocado para las 10:00 de la mañana, pero se extendió hasta las 11:25 en espera de la primera dama, doctora Margarita Cedeño de Fernández, que nunca llegó.
Sin ninguna explicación por el retraso, el acto comenzó.
Zoom
Las diferencias
Aunque pocos, había apellidos sonoros y peinados de salones, y una orquesta entonaba melodías para el deleite del alma, no para mover el esqueleto, como le gusta a la gente de pueblo. Algunas de las reconocidas tienen en su haber trabajos sociales, en la educación. Concluido el acto, las reconocidas disfrutaron de exquisitos quesos, uvas y otros alimentos importados, las de Conamuca, de la Colectiva Mujer y Salud, de Cipaf, Ce-Mujer y Censel se marcharon con el estómago vacío, como salieron de sus casas a la 1:00 de la madrugada de Elías Piña y otros pueblos.