Una de las herencias de la era del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en el Estado, fue posicionar su modelo de partido/corporación en la partidocracia dominicana. No es un modelo de creación propia, es importado, esencialmente del bipartidismo español del Partido Popular (PP) y el Socialista Obrero (PSOE) y entró vía el modelo FUNGLODE, APP y la feria de consultores en comunicación política que durante 16 años se mantuvieron vigentes.
Tampoco en el Partido Revolucionario Moderno (PRM) es nuevo, porque ese modelo ya fue asumido cuando era el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) desde el ascenso de Miguel Vargas y su MVP, pero parece que se olvidaron o que más bien solo buscan otra versión en donde la hegemonía fue compartida.
A ciencia cierta, lo único parecido del PRM a su tradición política postperredeista fue su proceso de construcción, y eso se produjo esencialmente porque había una nostalgia de haber perdido su identidad y su simbología del ‘jacho’ que había movilizado al país bajo el liderazgo, primero de Juan Bosch y posteriormente de Peña Gómez, como figuras principales.
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Sigo percibiendo que esa ‘fórmula política’ como siempre vi al Moderno, ya tiene forma de partido, con una vocación de poder clara, aunque con una mirada de clase bien marcada. Cambiaron sus imágenes insignes de mujeres en rolos, motoconchistas, bebés con rostros vinculados a la pobreza, por jóvenes y profesionales con aspiraciones, que van a las concentraciones con camisas blancas almidonadas y en recintos con aires acondicionados.
Se me siembran dudas: ¿francamente las bases de las que hablan Guido, Alburquerque, Fafa y demás, tendrán cabida en esa corporación?, ¿Un partido que asume que la profesionalización en su experiencia de gobierno es más importante a que la ideología se corresponda con esas aspiraciones?, ¿Esos sectores populares importarán a esa Dirección Ejecutiva de menos expresiones populares que las deseadas?, y el etcétera se hace largo.
En fin, efectivamente el tiempo siempre marca sentencias sobre lo que era y lo que finalmente fue, pero mientras tanto, toca al conjunto de ese partido el definir las vías para estimular los acercamientos de su militancia, si desea conservar su dirección al frente del gobierno.
Hay decisiones que en política se pagan caro, ojalá y que lo acontecido de la escogencia de la nueva Dirección Ejecutiva del PRM el pasado fin de semana no sea una de esas.