POR SOILA PANIAGUA
El director general de Aduanas favoreció ayer que las autoridades faciliten el intercambio comercial entre República Dominicana y el vecino Haití, sobre todo el comercio de subsistencia que se realiza en la frontera entre ambas naciones.

No obstante, Miguel Cocco Guerrero opinó que el pago de las obligaciones fiscales y el cumplimiento de las normas sanitarias deben cumplirse como establecen las leyes, sin incurrir en maltratos y exageraciones.

Facilitar el comercio entre República Dominicana y Haití, en la zona fronteriza, dijo, es un medio de disminuir el hambre y el nivel de pobreza que padecen los habitantes de ambas naciones.

Explicó que se trata de una frontera donde hay hambre de parte y parte, así como atraso, miseria y entiende que quien ignore esa situación sencillamente es un obtuso.

Añadió que la Aduana dominicana tiene que actuar frente a esa realidad de forma elástica, ya que se trata de un tráfico de subsistencia que se expresa en el intercambio comercial a pequeña escala entre dominicanos y haitianos en los mercados que cada semana se instalan en las poblaciones de las zonas fronterizas.

Sostuvo que no es el momento para apegarse a una observancia provocativa de las normas, cuando se trata de una situación que ni siquiera la nación más poderosa del mundo, que es Estados Unidos, ha podido controlar en su frontera.

Añadió que algo que le preocupa estratégicamente, no es el tráfico ilegal de mano de obra mexicana que desplaza la mano de obra estadounidense, sino su seguridad nacional.

«El tráfico de mercancías para el comercio de subsistencia que se da en la zona fronteriza, no permite manejar esa realidad como si fuera un puerto de importación o exportación, con el cobro de impuestos, ya que con ello estaríamos desnaturalizando la función de Aduanas», dijo Cocco Guerrero.

Indicó que si la Aduana tratara esa actividad comercial como si fuera un comercio formal, se estaría cometiendo un abuso ante una situación de pobreza inmanejable.

En un documento enviado a HOY, Cocco Guerrero aclara, sin embargo, que ante esa realidad no basta con mantener una actitud de preocupación, sino que hay que tratar de establecer correctivos que vayan más allá del papel que juega la Aduana.

«Si bien es cierto que Aduanas mantiene un comportamiento elástico ante el comercio que busca aliviar la pobreza de los habitantes de la zona fronteriza, actúa con firmeza y drásticidad ante el tráfico ilegal de mercancías hacia la ciudad, procediendo a comisar las mercancías y los medios donde son transportadas», dice el funcionario.

Manifiesta que «los dominicanos tenemos que entender que la situación de la frontera dominico-haitiana es una realidad concreta, ante lo cual Aduana actúa de manera elástica, sin llegar a ser permisiva».

Asegura que ante la actividad comercial que realizan los habitantes de ambos lados de la frontera, que se puede calificar de intrascendente, ha prevalecido más lo humano que el texto legal.

Sostiene que esa actividad comercial, a pequeña escala, no pone en peligro el comercio establecido y que para reprimir esa actividad, cuyo fin busca aliviar el hambre y la pobreza, habría que tener un corazón de piedra.