En julio de 2018, “Perdida” (Missinggirl) se convirtió en el primer cortometraje dominicano en ser galardonado en el Festival Internacional de Cine de Madrid, en la categoría Mejor Película en español. Jimmy Barranco Rodríguez, el autor y director de la cinta, nunca imaginó que su primer proyecto cinematográfico de bajo presupuesto, pero con una calidad excepcional, alcanzaría tan importante reconocimiento, al igual que otras tres nominaciones en el festival de Queen Palm, California.
La perseverancia, empeño y pasión de este joven de 21 años fueron clave para disfrutar los frutos que hoy cosecha. Un año más tarde, obtiene en el Festival Internacional de Cine de Niza, Francia, otro premio al mejor diseño de sonido y una nominación a los mejores efectos visuales con el corto Abjuración (Adjuration). Ambos galardones constituyen logros para el país y un ejemplo de que con enfoque y la visión adecuada se puede lograr hasta el más imposible de los sueños.
Su carrera como cineasta comenzó a los diez años de edad; influenciado por el cine negro, el francés y de la época de las guerras mundiales, escribía guiones y producía propuestas que iría perfeccionando con el paso del tiempo. En la actualidad ha escrito, producido y dirigido nueve cortometrajes con escala internacional, ha colaborado en otros seis, realizó tres documentales y escribió cientos de guiones y composiciones musicales y se prepara para realizar su primer largometraje.
Aunque Jimmy proviene de una familia de médicos e ingenieros, la pasión por la música, el arte y el canto lo llevaron a perseguir su sueño de ser cineasta. Es egresado de la carrera de Publicidad en Unapec, con una especialidad en composición musical en la prestigiosa escuela Berkeley College of Music y este año partió a Madrid donde realiza un máster en dirección y realización de series de ficción.
Háblanos de “Perdida”. ¿Qué papel jugó este filme en el despegue de tu carrera y cómo llega al Festival Internacional de Cine de Madrid? “Perdida” fue mi primer proyecto como director, productor, compositor y escritor. Apliqué para participar en otros 20 festivales y todos me habían rechazado. Cualquiera hubiera tirado la toalla, rendirse, desistir, pero eso me hizo ver todo de una forma más seria y profesional. Este fue el festival 21 en que participo y fue muy gratificante la experiencia de ser elegido; ver que estaba compitiendo con trabajos de peso que podían merecerse ese premio y ser yo quien lo reciba fue algo fuera de serie.
¿Qué te motivó a seguir intentándolo? Para mí no era una última vez, yo amo esto. Amo el cine, amo mi trabajo y es lo único que quiero hacer en mi vida. Pueden decirme que no, puedo vivir debajo de un puente, pero si estoy haciendo esto soy feliz. Las veces que me rechazaron pudieron haber sido decepcionantes para otros, pero para mí sirvieron de motivación para mejorar mucho más. Me convertí en más ilustrativo, empecé a revisar todo, los guiones, la fotografía, los escenarios de una forma más crítica.
Provienes de una familia de médicos. ¿Por qué escogiste estudiar cine y no seguir los pasos de tus padres? Se vieron muchos factores influenciados. Recuerdo un día que salí de ver una película, todos los demás niños querían ser el superhéroe, sin embargo, yo quería ser parte del equipo que hizo la película. Siempre mi papá andaba con una cámara grabando los eventos, luego me ponía a mí a grabarlos, después trabajé en televisión, de una forma u otra eso ya estaba en la sangre, lo único que decidí seguir mi corazón y gracias a Dios que obtuve el apoyo de mis padres. Se siente muy distinto sentir el soporte de ellos, a diferencia de colegas míos cuyos padres no quieren que estudien esa carrera y es triste ver que no se sienten apoyados.
¿A qué te dedicabas antes de empezar a dirigir y cómo llega la oportunidad de hacer una película? Yo vengo del mundo de la publicidad en la parte de creatividad, estaba desligado de lo que hago, aun así sabía cuál era mi norte. En uno de mis últimos trabajos como editor en un canal local, yo estaba en la víspera de irme a estudiar a Berkeley College of Music, tenía 12 guiones listos y unos compañeros me motivaron a hacer cortos. Ahí fue como empieza el proyecto “Perdida”, con muy bajo presupuesto, pero con muchas ganas de llevarlo a un nivel muy alto.
¿Cuál es tu visión a futuro, a dónde quieres llegar como cineasta? Estoy comenzando la planificación de largometraje. Mi visión es seguir haciendo largometrajes y series sin encasillarme en una nacionalidad, quiero hacer contenido que cualquiera pueda disfrutar. La historia que siento debo contar es la que voy a hacer. Yo hago cine para mí, hago películas o cortos que a mí me gustarían ver, no pienso en qué vende más, sino que me enfoco en el contenido que me gustaría ver, y si encaja con lo que aquí quieren ver, pues mejor.
¿Cuáles retos has tenido que enfrentar por ser joven en la industria del cine? El hecho de ser un joven preparado ha sido muchas veces objeto de rechazo. La cuestión de la edad, que normalmente vas a cualquier set o canal de televisión y te encuentras personas que llevan años trabajando ahí, y por lo general no ven bien que llegue una persona más joven que ellos con conocimientos, sepa lo que se está haciendo y se encuentre por encima de ellos dirigiendo, eso provoca un clima de rechazo y ha sido lo más fuerte que he experimentado. Entiendo que no es lo común, ni lo usual, aun así creo que mi trabajo habla por mí mismo.
¿Qué crees le hace falta al cine dominicano para posicionarse a nivel internacional? A nivel técnico, el cine dominicano se encuentra muy preparado. Tenemos muchas producciones que vienen de fuera y talentos que se han preparado fuera también. Estamos muy capacitados en esa área, sin embargo, a nivel creativo es donde podemos encontrar tal vez las mayores dificultades, con los guiones, la dirección, pero eso es parte del proceso de desarrollo considerando que la industria del cine aquí es relativamente joven. Estamos experimentando con otros géneros y a las audiencias les está gustando eso.
¿Qué crees tú le hace falta a la juventud dominicana para alcanzar sus sueños? Diría que le hace falta enfoque y saber lo que quiere en la vida. Porque pienso que muchos jóvenes de mi generación no están claros de lo que quieren hacer y se dan cuenta muy tarde, cuando han perdido el tiempo de prepararse. Una vez que uno tiene el enfoque, tiene la meta; y una vez que uno ve la meta debe empezar el camino. Pero si uno no tiene una meta no hay forma de empezarlo. Con pasión es posible llegar a la meta a la corta o a la larga ya que siempre hay una oportunidad, siembre habrá una puerta.