Discapacidad y VIH/SIDA:
la cara de una realidad oculta

<p>Discapacidad y VIH/SIDA:<br/> la cara de una realidad oculta</p>

El  estigma y la discriminación que padece la mayoría de los dominicanos con discapacidades físicas, sensoriales, intelectuales o mentales  hace suponer que se trata de un colectivo ajeno a los estragos del VIH/SIDA, pues se piensa que no lleva una vida sexual activa o que está poco expuesto al abuso o la violencia: pero nada más lejos de la realidad.

La amenaza que representa la ignorancia de este riesgo, en una dramática forma de exclusión social, motoriza los esfuerzos de la Alianza para Personas con Discapacidad, del Consejo Presidencial del SIDA (COPRESIDA), entidad que agrupa a 15 entidades del área con en objetivo común: determinar la cantidad de afectados por el VIH/SIDA dentro de este conglomerado, para acudir en su auxilio.

Aunque el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2003 indica que hay alrededor de 300 mil criollos con discapacidad, la consultora nacional de la Alianza, Cristina Francisco estima en más de 853 mil la cantidad real.

«Naciones Unidas establece que, a nivel mundial, el 10% de las personas tiene discapacidades diversas, y nosotros estamos sobreexpuestos por los niveles de pobreza existentes», argumenta.

Advierte, sin embargo, que no hay datos confiables todavía y que la alianza trabaja con la Oficina Nacional de Estadística para que el próximo censo arroje  información sobre la condición laboral, económica y educativa de las personas con discapacidad.

Exclusión y vergüenza
Hay tabúes que pueden limitar las acciones de esta alianza y agudizar el problema: «las personas con discapacidad, generalmente, son discriminadas y excluidas hasta en sus hogares. En ocasiones, la familia no quiere que se sepa que uno de sus miembros padece alguna discapacidad y, si tiene sida, la vergüenza es mayor», expone Francisco.

Tan dramática es la situación, que ya en 2004, Judith Heumann, asesora del Banco Mundial en materia de Discapacidad y Desarrollo, advirtió al mundo sobre la vulnerabilidad de los discapacitados ante la epidemia, durante la Conferencia Internacional sobre Discapacidad.

Francisco señala, a su vez, que la gente suele ignorar que muchas personas con discapacidad llevan una vida sexual activa, pudiendo inclusive ser madres o padres.

Al respecto, refiere que «la mayoría de las integrantes del Círculo de Mujeres con Discapacidad son madres. Nada les impide tener pareja e hijos ni cambiar de compañeros sexuales. Y esto las hace vulnerables al Virus de la Inmunodeficiencia Humana».

La violación sexual es otra de las causas de la transmisión de enfermedades venéreas a mujeres discapacitadas. Investigaciones realizadas por algunas de las entidades que forman la alianza, indican que se producen numerosos casos de abuso sexual y agresión física contra estas dominicanas.

«En los episodios de violación sexual, la familia se abstiene de hacer la denuncia con frecuencia y las víctimas no reciben ayuda», establece Francisco.

La consultora señala que hay, además, quienes contraen la enfermedad antes de presentar una discapacidad y que, al adquirirla, ya sufrían el rechazo social. «Éstos son de los casos más difíciles de cuantos auxiliamos a través de COPRESIDA», resalta.

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