Disciplina de mercado para el sector bancario

Disciplina de mercado para el sector bancario

A raíz de la decisión de la autoridad monetaria y financiera de disolver el Banco Peravia, el foco de atención apuntó hacia el rol de los órganos de supervisión del sector bancario.

Nadie duda que el papel de los supervisores sea primordial y protagónico para la estabilidad del sistema financiero.

Sin embargo, la regulación no puede depender totalmente de él. El marco regulatorio dominicano, inspirado en los Acuerdos de Basilea, se fundamenta en tres pilares, de los cuales sólo uno es responsabilidad específica de los supervisores. Los demás recaen en las propias entidades supervisadas y en los usuarios de los servicios financieros.

Los bancos son los que, en primer orden, deben adoptar los controles internos de gestión de riesgos, así como instalar las estructuras de gobierno corporativo adecuadas (pilar 1). Esto se explica porqué ellos, mejor que nadie, conocen el perfil de riesgo de sus clientes y son los que desarrollan su cultura de riesgo a partir de su modelo de negocios.

A los supervisores corresponde examinar las autoevaluaciones y controles internos de los bancos, al tiempo de mantener una vigilancia macroprudencial (pilar 2).

Finalmente, la obligación de divulgar información relativa a la solvencia, liquidez, rentabilidad, etcétera, indica a los usuarios cuáles son las entidades más robustas (pilar 3).

La publicación de estas informaciones es el principal mecanismo para la disciplina de la banca.

Usuarios bien informados toman mejores decisiones sobre dónde colocar sus capitales y cuáles productos contratar.

Los bancos que no emitan señales de solidez no se beneficiarían de la estabilidad del sistema generada por los bancos fuertes. Por lo tanto, se verían obligados a competir, manteniendo la calidad de sus activos y patrimonio, o a perecer.

Para que este mecanismo de disciplina funcione, los usuarios del sistema deben ser sensibles a las informaciones bancarias. No obstante, los datos indican que los usuarios dominicanos no lo son.

La primera encuesta sobre cultura financiera publicada por el Banco Central reveló que sólo el 36 por ciento de los usuarios realiza comparaciones entre productos e intermediarios y un 44 por ciento de ellos utiliza como fuente de información los consejos de allegados no financieros.

Estos datos sugieren que pocos usuarios se informan y, cuando lo hacen, pudieran no utilizar información relevante.

En consecuencia, promover la educación financiera es una necesidad esencial, no solo para incrementar la bancarización y su calidad, sino porque además aumenta la eficacia del sistema financiero y contribuye a la prevención de crisis.

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