Disciplina partidaria y militancia responsable

Disciplina partidaria y militancia responsable

La posición de muchos dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana, PLD, sobre la promoción de una nueva reelección del presidente Fernández, que para intranquilidad de esta sociedad llevan a cabo algunos sectores dentro y fuera de ese partido, replantea la discusión sobre qué significa disciplina partidaria, si ésta se confunde con el llamado  “centralismo democrático” que anula la personalidad del militante o si por el contrario, ésta es la manera consciente y responsable de asumir la legalidad partidaria.

El llamado “centralismo democrático”, terminó imponiéndose en el Partido Bolchevique ruso y Stalin lo utilizó para avasallar y a veces hasta eliminar físicamente a quienes diferían de sus posiciones. Además, se constituyó en mecanismo utilizado por la generalidad de las direcciones de los partidos comunistas para imponerle sus posiciones a toda la militancia.

El “centralismo democrático” nunca fue aceptado por algunos de los más connotados dirigentes bolcheviques, los cuales se organizaron como tendencias que discutían interna, pública y abiertamente sus posiciones. La entronización  de esa malhadada práctica eliminó la tradición democrática del partido bolchevique, siendo el origen del dominio de poder de la burocracia partidaria  en ese y todos los partidos de estructuras organizativas reclamadas leninistas, pero realmente stalinistas y que una vez en el poder se convirtieron en partido/estado.

En nuestro país, el tardío encuentro de Bosch con la literatura marxista y con el pensamiento de Lenin, junto al carácter mesiánico de su liderazgo, determinaron que, posiblemente inconscientemente, en sus inicios le diese al PLD una estructura organizativa basada en el “centralismo democrático” de la tradición stalinista, la cual aún gravita como cultura política en quienes dirigen sus principales organismos.

Con cultura del “centralismo democrático”, la mayoría de los  dirigentes del PLD justifican su abstención de opinar sobre la reelección presidencial  consecutiva, argumentando que el comité político “no ha fijado” posición, a pesar de que su nueva Constitución de manera taxativa prohíbe la reelección presidencial en dos periodos consecutivos.

 Para muchos, el presidente Fernández se repostulará, diversos signos dan sentido a esa percepción, sin embargo, que lo intente no quiere decir que lo logre y si lo logra no quiere decir que automáticamente se alzará de nuevo con la presidencia. Ahí es donde radica la gran paradoja del PLD. Su repostulación, de pretendida fortaleza, será factor de gran debilidad para su partido, pues ella será un factor unificador en su contra de un amplio abanico de fuerzas que fuera y dentro de su partido se oponen a semejante aventura. En esas circunstancias, no hay cultura del “centralismo democrático” que valga.

El sentido de oportunidad política, que en los grupos intrapartidarios a veces es más fuerte que el espíritu de cuerpo, habrá de empujar a algunos dirigentes peledeístas, no solo a opinar sobre el tema de la reelección, lo debata o no el comité político, sino a una militancia responsable contra esta, independientemente de su voluntad. Esa es la lógica de la política y, en algunas coyunturas, la lógica que conduce a las rupturas y al cambio.

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