Disciplina

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El comportamiento de la economía de la República Dominicana fue alguna vez elogiado por los organismos internacionales. El crecimiento sostenido, que se mantuvo varios años, nos convirtió en líderes en el entorno caribeño y ejemplo para países de otras regiones del mundo.

El modelo aplicado entonces -gobernaba, por cierto, el actual Presidente, Leonel Fernández- inspiró la inversión de capitales cuantiosos, de origen local y extranjero, y mientras provocaba por un lado un efecto deseable, la inversión por sí misma motivaba efectos colaterales que resultaron perniciosos por falta de regulaciones, como es el caso del crecimiento del endeudamiento privado, lo que explica que fueran iniciados numerosos proyectos, entre los cuales puede citarse el caso de muchas de las principales grandes torres levantadas en la capital.

En el período que antecedió al presente el crecimiento económico involucionó, en parte por el manejo inadecuado de la economía y en parte porque no se establecieron a tiempo las disciplinas adecuadas para corregir distorsiones que determinaron la quiebra de tres grandes bancos y le dejaron al Estado un enorme déficit cuasi fiscal.

-II- De lección debe quedarnos el hecho de que un crecimiento económico que no está debidamente regulado puede, bajo ciertas circunstancias, revertir sus signos y convertirse en altamente perjudicial. El 2004 fue un año de devaluaciones sucesivas, inflación de dos dígitos, serias restricciones en la inversión, desempleo y quiebra de numerosas empresas industriales y comerciales, para citar solo algunos de los perjuicios.

Eso, sumado al manejo politiquero del Estado para impulsar un proyecto reeleccionista felizmente derrotado, ha llevado al país a tener que adoptar remedios drásticos como los que nos han colocado bajo la tutela del Fondo Monetario Internacional (FMI).

-III-

Nuestra propuesta es que relancemos la economía para hacer que vuelva a crecer y repuntar como ejemplo, pero ajustada a un marco regulatorio que impida que desborde sus propias capacidades, que el endeudamiento privado o cualesquiera otros factores no lleguen a constituir riesgos difíciles de manejar.

No hay dudas de que el país tiene buenas perspectivas de recuperación y que están a la vista signos saludables como la recuperación parcial del valor de la moneda, estabilidad en la cotización del dólar, descenso de la inflación y así por el estilo, pero debe diseñarse una política de prevención para que podamos preservar un repunte saludable y sostenible.

Se ha estado hablando de un año de recuperación y se trabaja por ello. Coyunturalmente, son las disciplinas del FMI las que están en vigor para que la economía recobre la estabilidad perdida y puedan ser compensados los déficits, pero debemos preparar un recetario propio, no coyuntural pero sí con previsiones que permitan manejar sin riesgos eventuales coyunturas adversas, locales y externas.

En un formato de economía globalizada, tenemos que dedicarnos en el 2005 a preparar reglas de juego que permitan hacer crecer la economía a tamaños saludables y sustentables, resguardada de la posibilidad de desbordar sus propias capacidades.

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