Al poco tiempo de empezar la epidemia de cólera en Haití, se registraron aquí los primeros casos de la enfermedad. El Ministerio de Salud Pública puso en práctica los procedimientos que las circunstancias aconsejaban y la labor de prevención y atención mereció elogio de OMS/OPS y otros organismos internacionales. Hasta prueba en contrario, Salud Pública fue objetiva en la información servida al país acerca del desarrollo de la situación y nadie salió a contradecir la información oficial.
Pero ahora, a raíz del rebrote del cólera, el país es bombardeado por informaciones contradictorias que en nada ayudan a controlar la situación. Salud Pública dice una cosa y el Colegio Médico Dominicano (CMD) dice otra. Es inevitable que estas disparidades provoquen confusión, no sólo en el plano local, sino también a nivel internacional. Para medios informativos extranjeros, el país está lleno de cólera, y todo el mundo sabe cómo esto influye en actividades sensibles como el turismo.
La población merece recibir información confiable. El CMD ha dicho que las autoridades no dicen toda la verdad, pero no lo ha demostrado. No queda claro que en esta oportunidad las autoridades tengan motivos reales para esconder la verdad sobre el avance del cólera. Hasta prueba en contrario, no lo hicieron antes, cuando la enfermedad inmigró desde Haití. ¿Qué se busca?
Necesidad de alza salarial
La falta de empleos y el escaso poder adquisitivo del salario han alimentado el empleo informal. Ahí buscan el sustento los desempleados, pero también complementan sus ingresos muchos que tienen trabajo formal. La necesidad de aumentar el poder de compra está latente no sólo en las escalas del salario mínimo. La mayoría de los que ganan más de los topes de salario mínimo están afectados por una fuerte contracción de su capacidad de compra.
De esto se desprende la necesidad de que el sector empresarial acoja el llamado del presidente del CONEP, Manuel Diez Cabral, para que en la medida de lo posible cada razón social incremente los salarios más allá del mínimo. La competitividad de las empresas tiene entre sus variables la competitividad en la calidad de vida de sus trabajadores. La macroeconomía necesita que se mueva al alza la microeconomía del salario, su capacidad de consumo.