Discurso del gobernador Valdez Albizu a (Adoexpo)

Discurso del gobernador Valdez Albizu a (Adoexpo)

Permítanme iniciar este conversatorio, agradeciendo a la Asociación Dominicana de Exportadores (Adoexpo) en la persona de su presidente Kai Schoenhals, la gentil invitación que nos hiciera para comparecer ante este selecto auditorio. Esta es la segunda oportunidad que acudo a este tipo de encuentro con el sector exportador, ocasión en la que pretendo presentarles una síntesis del actual entorno económico internacional y, dentro de ese contexto, compartiré con ustedes nuestra visión del sector exportador dominicano y su importancia dentro de la dinámica económica de la Nación.

Sobre el tema que hoy nos ocupa, pienso amigos que la economía mundial, después de iniciar su recuperación tras la profunda crisis global de 2008-2009, sin lugar a dudas la peor de los últimos ochenta años, enfrenta en el presente año un entorno incierto y complejo. Efectivamente, esta difícil situación se ha venido agudizando como consecuencia de los conflictos bélicos del Medio Oriente y el Norte de África, que están provocando alzas escalonadas en los precios internacionales del petróleo, muy por encima de los pronósticos.

Diferentes estudios de organismos multilaterales y expertos internacionales, indican que un aumento de 10% en el precio promedio del barril de petróleo reduce el crecimiento de la economía mundial en 0.25 puntos porcentuales, además de que genera presiones inflacionarias importantes.

Este impacto sería superior en economías pequeñas no productoras de crudo, como la nuestra. Por ejemplo, en el caso dominicano, en los últimos años la factura petrolera ha representado mucho más del 30% de las importaciones nacionales. El año pasado, para que tengan una idea, el aumento de dicha factura representó un tercio del incremento que registraron las importaciones nacionales en ese período, influyendo de manera significativa en que el déficit de cuenta corriente cerrara en 8.5% del PIB en 2010, incluyendo las importaciones realizadas por las empresas de inversión extranjera.

Como señalara el Excelentísimo Señor Presidente de la República, Dr. Leonel Fernández Reyna, en su trascendental discurso que dirigiera anoche a la nación para anunciar importantes medidas que mitigar los  efectos del adverso entorno externo, cito: “…por cada 10 dólares de incremento en el precio promedio del barril de petróleo, hay un aumento anual en la factura petrolera de 400 millones de dólares”.

El actual choque petrolero, unido al incremento sostenido de los precios internacionales de los demás commodities, es decir, maíz, trigo, cacao, café, oro, plata, níquel, cobre, azúcar, maíz, soya y trigo, constituyen ingredientes adicionales de mayor incertidumbre a la situación económica global, sobre todo, cuando algunos analistas han llegado a relacionar estas alzas de precios con factores especulativos, y no con elementos de oferta y demanda propios del funcionamiento de los mercados.

A lo anterior se agrega la ocurrencia de diversos desastres naturales vinculados al calentamiento global, que han conmocionado el planeta en los últimos años. Apenas un año atrás fuimos testigos de las tragedias de los hermanos países de Chile y Haití, quienes también sufrieron fuertes sismos. Hace apenas unos días, Japón experimentó el más devastador terremoto de los últimos tiempos, que incluso ha expuesto al mundo a la radioactividad nuclear, desastre natural que, de forma conservadora, generaría una pérdida equivalente al 7% del PIB japonés y se estima que el inicio de su proceso de reconstrucción costaría cerca de unos US$180 mil millones.

                                                                                                           I.            ENTORNO INTERNACIONAL

Sin querer abusar de su paciencia, nos parece importante exponerles brevemente, los principales elementos que caracterizan el actual entorno internacional. Según el informe de las Perspectivas Económicas Mundiales del Fondo Monetario Internacional (FMI) de enero de 2011, el crecimiento de la economía global fue de 5.0% en el 2010. Detrás de estas cifras existen grandes disparidades. Mientras las economías desarrolladas crecieron en 3.0% durante 2010, las emergentes y en vías de desarrollo se expandieron a un ritmo significativamente mayor de 7.1%.

Para 2011, se proyecta un menor crecimiento de 4.4% de la economía mundial, el cual probablemente sea ajustado a la baja  dado el panorama incierto surgido en este año. A pesar de que la “Gran Recesión” en los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, ha sido declarada como superada, las secuelas de la misma aún permanecen latentes, siendo muchos los desafíos que restan por afrontar, tanto para dicha nación como para la economía mundial. Sabemos que Estados Unidos cerró el 2010 creciendo 2.8%, por debajo de su tasa potencial, esperándose niveles similares de crecimiento en los próximos años.

 

Recientemente han surgido noticias alentadoras en ese país, y es que el desempleo abierto ha comenzado a descender, situándose  en 8.9%, para una reducción de 1.2 puntos porcentuales respecto al nivel máximo de 10.1% registrado en octubre de 2009. Además, se verifica una tendencia positiva en el Índice de Confianza del Consumidor desde mediados del 2010, unido al repunte del sector manufacturero. Sin embargo, los analistas entienden que tomará algunos años a la economía estadounidense generar los empleos suficientes que les permita colocarse en los niveles pre-crisis.

En cuanto a la Zona Euro, podemos afirmar que si bien es cierto que algunos países de su periferia se encuentran sumergidos en una profunda crisis de deuda, como son Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España; Europa en su conjunto presenta una situación de cierta estabilidad en su sector real, alcanzando su Producto Interno Bruto (PIB) de los países europeos un crecimiento de 1.8% durante el 2010, y se proyecta  que crecerá 1.5% para 2011, gracias al buen desempeño de Alemania. Como se puede inferir, al igual que Estados Unidos, los países europeos están creciendo por debajo de su ritmo potencial y aún mantienen altas tasas de desempleo.

El débil desempeño de Estados Unidos y Europa contrasta con el extraordinario comportamiento exhibido por la región latinoamericana. El crecimiento promedio para Latinoamérica y el Caribe en el pasado año según el FMI, fue de 5.9%, estimándose que sería de 5.0% en 2011. De hecho, los países emergentes lideraron el crecimiento mundial durante la crisis. Este cambio de posicionamiento ha sido posible, en gran medida, por las reformas realizadas en la década de los noventa, fruto de las lecciones aprendidas de las crisis que tuvieron nuestros países en el pasado.

Una evidencia de esta tendencia favorable de América Latina, se aprecia en las  estimaciones del Banco Mundial, que a pesar del alto desempleo en Estados Unidos y Europa, proyectan un incremento de 7.6% en los flujos de remesas hacia Latinoamérica y el Caribe durante 2011. Esto es muy alentador para la región y contribuirá a mantener la oferta de divisas a lo interno de nuestras economías.

En medio del entorno externo descrito, el manejo macroeconómico prudente del Gobierno Dominicano, bajo las directrices del Excelentísimo Señor Presidente de la República, Dr. Leonel Fernández Reyna, permitió que durante el 2010 el país pudiese consolidar su proceso de recuperación económica post-crisis. Sin embargo, es poco probable que nuestro país escape inmune a las actuales circunstancias que vive el mundo, especialmente por la vía de un aumento significativo de la factura petrolera y  de la inflación importada.

He querido mis amigos referirme a la dimensión y complejidad del adverso contexto internacional al inicio de mi participación en la tarde de hoy, con miras a que los dominicanos, sin distinción de clase,  estemos conscientes  de que en estos momentos no podemos vivir de espaldas a la difícil realidad mundial. Las actuales circunstancias externas ameritan que como sociedad hagamos los ajustes necesarios para adecuarnos a los escenarios planteados.

Entiendo, humildemente, que ha llegado la hora de que tanto el sector público como el privado realicen sus mejores esfuerzos para incrementar sustancialmente el ahorro interno y  promover una efectiva racionalización del gasto de ambos sectores, en consonancia con la situación económica local e internacional.

Para darles una idea de lo que ha venido pasando en materia de ahorro nacional, en los últimos diez años, si relacionamos dicha variable como proporción del PIB, se verifica que se ha reducido nuestra capacidad de ahorro en casi 11 puntos porcentuales, al pasar el ahorro total de 18.1% en el 2000 a un 7.3% en el 2010.

Dentro de estos resultados hay que destacar, que el sector privado ha disminuido en aproximadamente 2.5 veces su ahorro con respecto al PIB al cierre del pasado año, al compararlo con los niveles alcanzados en el 2000. Una situación similar se observa en lo atinente al ahorro público por los déficits incurridos en ese periodo. Definitivamente con estos parámetros no podemos seguir avanzando como país. Los tiempos actuales imponen que se revierta esta tendencia para todos los sectores, sin discriminar entre público y privado.

De ahí que se hace apremiante que aprendamos a vivir conforme a nuestras posibilidades reales como Nación en vía de desarrollo. Bajo esa tónica se han venido dirigiendo los esfuerzos del Gobierno Dominicano, el cual efectuó un ajuste, reduciendo su déficit de 3.5% del PIB en 2009 a 2.5% en 2010, y proyecta cerrar el año 2011 disminuyendo aún más su déficit a 1.6% del PIB, que le permitirá alcanzar un superávit primario en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

En esa tesitura, el Señor Presidente de la República, Dr. Leonel Fernández Reyna en su alocución de anoche al país, anunció una significativa reducción del 12% del gasto público presupuestado para el presente año, equivalente a unos RD$23,000 millones con respecto al año 2010. Esto, amigos, constituye un apreciable ajuste fiscal en el Presupuesto Nacional de 2011, equivalente a un 1.8% del PIB, sin incluir otras medidas de ahorro de energía que representarían un ajuste adicional de RD$2,000 millones, lo que implica una disminución del gasto superior a los RD$25,000 millones.

En ese sentido, las autoridades monetarias seguirán adoptando medidas que adecuen la demanda interna a la realidad internacional actual y a las medidas anunciadas por el señor Presidente. Este conjunto de medidas busca garantizar la estabilidad macroeconómica y la seguridad alimentaria del país, especialmente de los sectores más vulnerables de la población.

Además de esta significativa contracción del gasto público, que no afectará a las áreas de educación, salud ni a los programas sociales, el Primer Mandatario de la Nación explicó otras iniciativas tendentes a lograr el  ahorro de combustible, energía y mejoramiento del transporte, la provisión de alimentos a precios asequibles, así como la racionalización en el uso de los fondos gubernamentales. No debemos, estimados amigos, dejar sólo al Gobierno. Por el contrario, toda la sociedad debe asumir esa misma actitud de ahorro y racionalidad en el gasto ante la sombría situación internacional.

Como explicó el Señor Presidente de la República, el género humano está siendo azotado por distintas turbulencias. Definitivamente, nadie puede predecir con certeza cuál será el precio del petróleo en los próximos meses y cómo seguirán evolucionando los precios de los commodities, pero si las estimaciones de organismos internacionales siguen revisándose al alza, sería necesario reformular el marco macroeconómico de la República Dominicana contemplado para este año sin alterar las metas establecidas en el acuerdo con el FMI.

A tal efecto, ante este complejo panorama externo, las autoridades monetarias reiteran su compromiso con el mantenimiento de la estabilidad  y el control de la inflación, como una condición sine qua non para garantizar el crecimiento de acuerdo con las posibilidades de la economía dominicana, a fin de mitigar los efectos adversos de este nuevo choque externo, que podría afectar mayormente a los sectores más desposeídos.

II.DESEMPEÑO DEL SECTOR EXPORTADOR 2000-2010

Puedo afirmar, estimados amigos, que la inexorable realidad de este entorno internacional, constituye también para una economía pequeña y abierta como la dominicana, grandes oportunidades para el sector exportador, ya que algunos de los bienes que están registrando alzas en sus precios en los mercados internacionales se producen en el país, como es el caso del azúcar, café y cacao. Además, se están reiniciando las exportaciones de ferroníquel y a finales de año se proyecta iniciar las exportaciones de oro, cuyos precios también están aumentando.

Por tanto, los incrementos en los precios de estos commodities podrían mejorar los términos de intercambio del país, contribuyendo a contrarrestar en parte el aumento esperado de la factura petrolera y de las importaciones de maíz, soya, sorgo y trigo.  

Estas perspectivas se sustentan en el comportamiento que han venido exhibiendo las exportaciones. La verdad es que me siento altamente optimista ante la diversidad de la oferta exportable dominicana que se ha generado en los últimos años, y no me cabe la menor duda de que en el futuro el sector exportador vuelva a convertirse en la columna vertebral de la economía dominicana. Permítanme, pues compartir con ustedes, algunos elementos de importancia sobre este buen desempeño. 

Si se analizan de manera particular las exportaciones de productos tradicionales, se observa que las mismas han presentado un comportamiento estable, mientras que productos no tradicionales como banano, aguacate y mango han mostrado un mayor dinamismo,  lo que demuestra el carácter emprendedor del sector exportador, quien ha realizado ingentes esfuerzos para incursionar en nuevos mercados, en especial el de productos orgánicos.

En efecto, durante la última década, las exportaciones de bienes nacionales  registraron un crecimiento acumulado de 160.6%, al pasar de US$966.1 millones en el año 2000 a US$2,518.1 millones en el pasado año, es decir, un crecimiento promedio anual de 10.1% en el período 2000-2010.

A.  Diversificación de oferta exportadora

Estimados amigos, en los últimos diez años se ha producido un apreciable proceso de diversificación del destino de las exportaciones totales de bienes, incluyendo zonas francas, al reducirse la concentración de los países receptores. Así, mientras en el año 2000 las exportaciones hacia los Estados Unidos y Puerto Rico representaban el 87.3% del total exportado, en el 2010 representaron 52.3%, lo que significa que nuestras exportaciones han encontrado nuevos nichos en los mercados internacionales.

En la actualidad, además de Estados Unidos, nuestros principales socios comerciales de exportación son: Haití, Holanda y Bélgica como puertos de entrada a Europa, España, Reino Unido y China Continental. Sólo en el caso de las exportaciones destinadas al mercado europeo, su participación casi se duplicó en los últimos 10 años, al pasar de 5.8%, equivalente a US$335.2 millones en el año 2000 a 9.4% del total exportado en el 2010, un monto de US$611.3 millones.

Cada día estoy más convencido de las ventajas que posee el país para posicionarse con éxito en los mercados internacionales. Por ejemplo, hace diez años las exportaciones de Cacao ascendían a US$26.1 millones, en tanto que en el año 2010 las mismas ascendieron a US$187.0 millones, como resultado del incremento de la productividad, mayores precios internacionales, así como la identificación y explotación de nuevos mercados, como es el del cacao orgánico. 

Como nota al margen, permítanme compartir con ustedes que recientemente sostuve una reunión con el embajador de un país europeo, quien me comentó que el cacao dominicano goza de una gran aceptación por parte de prestigiosas empresas que procesan chocolates en Europa, que aprecian su alta calidad; por lo que no me extrañaría que en unos pocos años, el país sea reconocido no sólo por sus encantos naturales y hospitalidad, sino también por la exquisitez de su cacao, un producto que ya constituye una marca-país.

B.  Comportamiento de las Exportaciones en 2010

Sin lugar a dudas, el comportamiento registrado en las exportaciones totales de bienes incluyendo Zonas Francas en el año 2010 ha sido notablemente positivo. Las mismas se incrementaron en US$1,115.2 millones (20.3%), gracias al significativo crecimiento de 49.1% en las exportaciones nacionales de bienes, especialmente las no tradicionales de origen industrial, tales como ron de caña, cerveza, varillas de acero y cemento gris, así como de origen agropecuario, incluyendo guineos, aguacates, ajíes y pimientos, dentro de los denominados productores menores.

De hecho, el 2010 constituyó el año más favorable para las exportaciones de productos menores, las cuales experimentaron un extraordinario crecimiento de 65.5%, equivalente a US$677.1 millones, su máximo histórico. Durante el año pasado se exportaron productos menores por US$1,710 millones, destacándose las exportaciones a Haití, con un significativo aumento de 70.7%, dada la demanda derivada de los desastres ocasionados por el terremoto que lamentablemente azotó a ese hermano país en enero de 2010.

Igualmente, los productos tradicionales tuvieron un desempeño importante. Por ejemplo, el azúcar exportado generó ingresos por US$177 millones, un aumento de casi US$57 millones respecto al valor exportado en 2009. Asimismo las exportaciones de cacao superaron en US$23 millones las registradas en el 2009, al igual que el tabaco y sus manufacturas.

Hay que destacar el reinicio de las exportaciones de ferroníquel a partir de abril de este año, que fueron suspendidas en agosto 2009 y se estiman que generarían unos US$300 millones. Otro elemento favorable es el inicio de las exportaciones de oro a partir del último trimestre del presente año, estimándose que anualmente se producirán un millón de onzas de oro anual, que a un precio de US$1,400 por onza, generarían cerca de US$1,400.0 millones al año.

C.  Desempeño de las Zonas Francas

Para nadie es un secreto, estimados exportadores e invitados especiales, el hecho de que el sector de zonas francas ha tenido que enfrentar retos importantes durante la última década,  por la agresiva  competencia de países asiáticos como China, India y Pakistán, tras el desmonte del Acuerdo Multi-fibras sobre Textiles.

Sólo a título ilustrativo podemos citar, que China pasó de representar un 7.9% en las importaciones textiles de Estados Unidos en  el 2000 a un 39.2% en el 2010; mientras que México, Centroamérica y República Dominicana presentan una tendencia opuesta, disminuyendo su participación en dicho mercado. En efecto,  México pasó del equivalente de 14.7% en el 2000 a tan sólo 5.0% en 2010, Costa Rica disminuyó su participación de 1.4% a 0.2% del total de importaciones textiles estadounidenses. En nuestro caso, se redujeron dichas  exportaciones a Estados Unidos de un 4.2% a un 0.9%, para el mismo periodo.

Sin embargo, después de cinco años consecutivos de tasas de variaciones negativas, es importante destacar el comportamiento positivo registrado por las zonas francas dominicanas durante el 2010, con un crecimiento de 7.6%; impulsado por una ligera mejoría del sector textil de (3.3%) y de otras ramas industriales, tales como Joyería (6.5%), Productos Farmacéuticos (3.2%), Manufactura de Tabaco (10.5%) y otros productos (23.6%).

Dentro de otros productos hay que resaltar, la evolución positiva de las exportaciones agrícolas, principalmente de invernaderos, vía el régimen de zonas francas.  Según los datos de la Dirección General de Aduanas, las exportaciones de ese renglón pasaron de US$9.4 millones en el 2005 a US$52.2 millones en el 2010, con una tendencia a aumentar sustancialmente para los próximos años.

Al analizar el comportamiento del sector exportador durante la pasada década, podemos afirmar que el país cuenta con un sector que ha sabido sortear las adversidades con optimismo y con un carácter emprendedor. Mantengo mi posición de que el crecimiento sostenido en países como el nuestro debe sustentarse en exportar cada vez más con mayor valor agregado y calidad.

III. POLÍTICA MONETARIA Y CAMBIARIA Y EL SECTOR EXPORTADOR

En mi condición de Gobernador del Banco Central, permítanme aprovechar esta oportunidad para referirme brevemente al manejo de la política monetaria y su incidencia en el sector exportador.

Como hemos señalado en otras disertaciones, la política monetaria anti-cíclica implementada desde 2009, buscaba impulsar la actividad productiva en el corto plazo, facilitando que la tasa de interés activa del sistema financiero continuara su tendencia a la baja con el objetivo de dinamizar el crédito. Esta política logró que el crédito al sector privado aumentara el pasado año en 21.3%, más de RD$73,000 millones, alcanzándose al cierre de 2010 un balance total de financiamiento al sector privado de RD$417,569.5 millones.

Como era de esperarse, el flujo de recursos dirigido a las actividades económicas incentivó una fuerte expansión en la demanda agregada, impulsando el dinamismo de la producción de bienes y servicios durante el año pasado. Los menores costos de financiamiento permitieron canalizar más del 80% del crédito otorgado al sector privado a las principales actividades productivas.

Este impulso monetario de ninguna manera constituyó un obstáculo para que el Banco Central cumpliera su objetivo central de mantener la estabilidad de precios, alcanzado una inflación de 6.24% en 2010, dentro del rango-meta establecido en el Programa Monetario.

Para finales del pasado año, la economía dominicana tuvo un crecimiento de 7.8%, expansión que sobrepasó las expectativas del FMI y del propio Banco Central, situando a la economía por encima de su crecimiento potencial. Ante la realidad actual, el Banco Central ha iniciado la transición hacia una postura de política monetaria más neutral, retirando gradualmente el estímulo monetario otorgado desde inicios de 2009, a fin de preservar la estabilidad de precios y el crecimiento sostenible de la economía nacional, en un contexto cambiario que no afecte la competitividad de los sectores generadores de divisas.

En efecto, en cuanto a la política cambiaria, el Banco Central mantiene un régimen de flotación, que no tiene como objetivo la determinación de un nivel o rango de la tasa de cambio, sino que busca minimizar las fluctuaciones bruscas y transitorias en dicha variable, a fin de que los agentes económicos puedan planear con mayor certidumbre sus decisiones de producción e inversión.  Diferentes estudios realizados por el Banco Central y el FMI indican que la tasa de cambio en nuestro país está en línea con los fundamentos macroeconómicos. 

Cabe resaltar que el peso dominicano fue una de las monedas que registró una mayor estabilidad a nivel regional en 2010. Durante el pasado año la depreciación del peso dominicano fue de tan sólo 3.3%, en un momento en que gran parte de las monedas latinoamericanas presentaron apreciaciones significativas, y en algunos casos como el de Costa Rica, Chile, Colombia, México y Brasil superiores al 5%, lo cual afecta la competitividad de los sectores generadores de divisas de dichas naciones.

En los últimos meses, varios expertos internacionales, analistas locales y dirigentes empresariales han externado su preocupación sobre el resultado de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos. Ante estos comentarios me gustaría compartir una breve reflexión, no sin antes expresar que apoyo el intercambio y debate de ideas, ya que nos brinda una oportunidad de profundizar sobre los temas de interés nacional.

 

Desde principios de los noventa a la fecha, estimados amigos, el déficit de la cuenta corriente se ha situado en promedio en torno al 4% del PIB. Este resultado ha sido financiado, sin mayores contratiempos, por la cuenta de capital  y financiera, principalmente por la inversión extranjera. 

En los últimos años, en el contexto de una severa crisis global, esa tendencia histórica de la cuenta corriente se ha modificado, alcanzando un déficit de cuenta corriente equivalente a 8.5% del PIB en 2010, al igual que ha ocurrido en otros países de la región similares al nuestro. En este resultado incidió de forma significativa el aumento de la factura petrolera, así como las importaciones de empresas de inversión extranjera durante el año. Sin embargo, esperamos que una vez se normalice la situación internacional, la cuenta corriente retorne a sus niveles históricos.  

Otro elemento a considerar cuando se analiza el sector externo en los últimos años, es que el país ha recibido flujos importantes de inversión extranjera directa. En efecto en el año 2008, el peor año de la crisis internacional, la misma ascendió a un nivel récord de US$2,870 millones. El pasado año, República Dominicana recibió por concepto de inversión extranjera unos US$2,930.0 millones, superior en US$1,260.9 millones al monto recibido en 2009, evidenciando la confianza que merece nuestro país ante la comunidad internacional.

En adición, se proyecta que los sectores público y privado estén en mejores condiciones para acceder a los mercados financieros internacionales, dados los bajos niveles de las tasas de interés y la mejoría experimentada en el riesgo-país.

Es importante señalar que las reservas internacionales netas del Banco Central alcanzaron los US$3,342.7 millones al cierre del año 2010, registrando un incremento de US$490.8 millones con respecto al nivel alcanzado durante el  2009.

Este comportamiento estuvo sustentado primordialmente en la afluencia de capitales hacia la economía dominicana, manteniendo así  la tendencia de los últimos años y permitiendo sobrepasar en US$266.5 millones la meta acordada con el FMI respecto a las reservas internacionales netas consolidadas, las cuales cerraron el año con un nivel de US$2,624.0 millones. En este monto también influyeron los desembolsos de los organismos internacionales, BID y Banco Mundial, y la colocación de bonos soberanos.

Quiero reiterar en este selecto auditorio, que desde el Banco Central estamos realizando nuestro mejor esfuerzo para generar un entorno favorable a las actividades productivas dentro de un clima de estabilidad y baja inflación.

Lo expuesto anteriormente no significa que no tenemos grandes problemas y que hemos superado todos los obstáculos, por el contrario en el Banco Central hemos asumido el compromiso de contribuir al  cumplimiento de los objetivos y metas que nos permitan como Nación superar los retos que nos presenta la coyuntura actual, sobre todo, el incierto panorama internacional que describí anteriormente, de manera de contribuir a atenuar los efectos sobre la población.

IV. OPORTUNIDADES Y RETOS DEL SECTOR EXPORTADOR

Apreciados amigos, efectivamente la economía mundial de este Siglo XXI se caracteriza por una globalización de los mercados y un desarrollo sorprendente en la tecnología, innovación y  manejo de la información, que se ha reconocido como la denominada Era Digital y del Conocimiento.

En ese contexto, resulta cada vez más apremiante que economías pequeñas y abiertas como la dominicana, impulsen estrategias orientadas a su plena integración a estos esquemas prevalecientes, sobre la base de maximizar sus ventajas comparativas y competitivas en aras de generar riqueza y empleo.

Estoy convencido de que un elemento primordial para favorecer el impulso de las exportaciones, es la preservación de la estabilidad macroeconómica,  en el marco de un clima de negocios que propicie la inversión, tal y como lo ha venido fomentando el amigo Eddy Martínez desde el CEI-RD, a través de promoción comercial, asistencia técnica y capacitación permanente.

Nuestro país goza de una posición geográfica privilegiada, que resulta altamente beneficiosa en el contexto del DR-CAFTA, la Asociación Económica con la Unión Europea (EPA) y demás tratados de libre comercio, que amplían los  mercados,  y  favorecen al país como  destino potencial para ser un centro de negocios y de logística internacional de exportaciones nacionales.

Con un 98% de nuestros productos libres de arancel tanto en el EPA como en el DR-CAFTA, el país tiene las oportunidades para aplicar los mecanismos y procesos que le permitan tener acceso a un mercado que supera en aproximadamente 100 veces la población de la República Dominicana.

Ahora bien, es innegable que existen  retos que debemos abordar como país con miras a impulsar una política integral de fomento de nuestras exportaciones, sustentada en el esfuerzo mancomunado de los sectores público y privado.

Como se puede apreciar de lo precedentemente expuesto, la República Dominicana tiene una elevada potencialidad de productos agroindustriales,  orgánicos y mineros (azúcar, cacao, café, banano, mango, aguacate, vegetales, ferroníquel, oro, entre otros), que pudieren incrementar de manera exponencial las exportaciones dominicanas.

En esa tesitura, la actual crisis mundial alimentaria potencializa aún más las oportunidades de desarrollar nuestras exportaciones, incrementando la productividad e incentivando la competitividad, a través de los clústers o conjuntos productivos asociados, para contribuir a satisfacer esa demanda creciente.

Los tiempos difíciles que actualmente vive el mundo, demandan una actitud proactiva, emprendedora y compromisaria con forjar el progreso de la sociedad, garantizando un crecimiento económico sostenido, en un entorno de estabilidad y equidad. Hoy más que nunca tenemos que apostar con optimismo a un mejor futuro para todos los dominicanos, sobre la base del esfuerzo mancomunado de los sectores público y privado,  para lo cual resulta indispensable colocar en un sitial estratégico al sector exportador que ustedes dignamente representan.

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