Discursos catastróficos no siempre dan buenos resultados

Discursos catastróficos no siempre dan buenos resultados

Teófilo Quico Tabar

Los expertos han enseñado, a pesar de que algunos no le ponen mucha atención, que en materia de política electoral, los discursos catastróficos muy pocas veces dan resultados positivos a quienes lo practican. Particularmente en sociedades como la nuestra. Porque los pueblos, las mayorías, a pesar de lo que se piense, prefieren a quienes perciben que pueden abrirles paso a sus penurias, sin grandes traumas, sustos o temores.
Se puede, en un momento determinado, como táctica de campaña, hacer uso del discurso tremendista. Pero solo como un método para llamar la atención. En un momento especial. Volviendo luego a su estilo. Como si se tratara de un concierto.
Porque a quienes viven presagiando males y predicando catástrofes todo el tiempo, la gente los cataloga como telúricos. De verlos les produce una especie de temblor de tierra interno. Es cierto que hay personas y sectores que disfrutan o gustan de ese estilo. Pero de gustarle y disfrutarlo a darle su voto, hay mucha distancia.
Pero esa clase de personas, con discursos catastróficos o telúricos, ya sea en política como en otras actividades, son buenos y necesarios socialmente hablando. Porque contribuyen a formar barreras de separación entre actitudes y comportamientos. Se convierten en una especie de valladar contra las malas acciones. Pero, salvo algunas honrosas excepciones, en materia electoral o de votación, no han sido exitosos. Hay países donde han tenido éxito. Sobre todo las derechas.
Pero hay que tener mucho cuidado en sociedades conservadoras. De personas dependientes. Que si bien quieren cambios y que su situación mejore, no tienen mucha vocación a poner en riesgo lo poco que tienen.
Por eso es bueno, sobre todo a principio de año, particularmente cuando se presentan situaciones tan especiales como las de ser un período previo a las elecciones, en el que se tienen que cumplir con una serie de requisitos que podrían definir el panorama electoral del 2020, tener en cuenta estos consejos. Porque llegan momentos en los cuales se hace difícil revertir las imágenes creadas.
La mayoría de la gente quiere que su situación, sobre todo económica, mejore. Pero hay que asegurarles que va a mejorar. Y metiendo miedo o anunciando catástrofes, se hace cuesta arriba, para no decir imposible, darle confianza a la gente.
Muchas veces, quienes hacen política desde diferentes escenarios, dan la impresión de que tienen las armas en las manos. Que se trata de la toma del poder por la fuerza. Que cuentan con todo un ejército armado para tales fines. Pero las elecciones son una vía democrática, no una guerra campal. Y esos discursos, buenos, válidos y bonitos, en vez de ganar adeptos, pueden crear temor y alejar posibilidades.
Además de los políticos o candidatos, también deben tener cuidado de los discursos telúricos, quienes hablan y actúan a nombre de ellos. Y los que la gente identifica como pertenecientes al redil de dichos candidatos. Porque el que presagia constantemente males, se crea una imagen catastrófica. En otros países eso puede ser exitoso, pero aquí no es muy recomendable.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas