Discursos políticos y patrióticos

Discursos políticos y patrióticos

Escoltados por la crisis haitiana, que pende sobre el país cual espada de Damocles, los dominicanos celebramos la pasada semana con singularidad los 160 años de la separación del vecino estado, y en la víspera y en el 27 de febrero ocurrieron sucesos interesantes, determinados por distintos puntos de vista de los protagonistas.

En el día del natalicio del patricio Ramón Matías Mella, la Cámara Americana de Comercio, celebró su acostumbrado almuerzo mensual que contó con la brillante participación del embajador norteamericano en el país, que con más conocimiento y patriotismo de muchos dominicanos, destacó el valor de Juan Pablo Duarte y así tenerlo como soporte a su incisivo y crítico mensaje para despertar a los dominicanos, y se pongan las pilas, para corregir muchos errores, en especial a su permisiva conducta y resignación hacia la enorme corrupción pública que nos agobia.

Otro suceso fue que la Dirección de Presupuesto publicó el pasado día 27 el comportamiento del gasto presupuestario del mes de enero, y lo insólito fue que, de los $10 mil millones de pesos recaudados, tan solo se gastaron unos $750 millones de pesos en gasto de capital. Eso significa que el 93% se diluyó en los gastos corrientes, lo cual refleja de cual será la tendencia de los próximos dos meses de gran efervescencia electoral. Con ese comportamiento se viola el acuerdo con el FMI que estableció ciertos parámetros para el gasto corriente, pero la desesperación por un pésimo aposicionamiento en las encuestas, no es de dudar que esos gastos absorberán todos los ingresos de los próximos dos meses. Y es que las manifestaciones proselitistas tan solo se ven concurridas por los funcionarios, que en sus jeepetas, gastan el combustible oficial. Y las obras a inaugurarse, que son responsabilidad del gobierno, las presentan como una concesión especial del presidente de la República y servir de aval para su proselitismo reeleccionista, huérfano de la presencia de las masas que él añoraba tener de su lado. Es evidente que la reelección se está apoyando en los recursos oficiales y el uso alegre de los mismos. No hay ningún sonrojo ni eructo de los responsables, aspirantes a la continuidad, que tan solo se creería posible si provocan un colosal fraude o un desorden cívico para alegar que el clima electoral se ha deteriorado, entonces se podría pensar en su permanencia ilegal en el poder.

La presentación del presidente de la República, para depositar sus memorias en la Asamblea Nacional, fue muy pobre, y su discurso, de corte electorero, no ofreció al país ninguna señal de rectificación, sino tan solo de tratar de denigrar a su antecesor, el doctor Leonel Fernández y apoyarse que las quiebras bancarias no fueron culpa de su gobierno y que son causante de los males presentes. No hubo ningún tipo de arrepentimiento, y quiso, con un lenguaje arrollador, justificar su decisión de buscar la reelección como si fuera el predestinado que puede salvar al país y que los demás dominicanos no tienen capacidad de llevar a cabo tal cosa.

No hay dudas, tal como ya lo han analizado muchos comentaristas y articulistas independientes, que la presentación del presidente Mejía fue muy pobre. Ahora es que se agudizan los temores, ya que, arropado de la aureola de que se cree el Mesías, arrollará con todos los recursos del poder, y sin sonrojos, para utilizarlos y aislar a quienes se oponen a sus designios cuando el país continúa desgranándose en sus manos, fruto de desacertadas políticas económicas y soberbias, causantes del desastre que ha empobrecido al país.

Ahora cobra mayor importancia la presentación del embajador norteamericano del pasado miércoles 25, que definió sin temor y contundencia la posición de su gobierno, que espera elecciones limpias y que se realicen en la fecha prevista, por lo que no se podría alegar una falta de clima electoral, como ya es acariciado por algunos del entorno reeleccionista, aun cuando el presidente Mejía dijo que confiaba en su triunfo en las elecciones, dándose ánimos frente a tan elevadas tasas de rechazo de su gestión gubernamental. El presidente sufre en carne propia la escasa presencia de seguidores en sus continuas inauguraciones que ni llevando los mismos manifestantes de un lugar a otro, logra una masiva asistencia a sus solitarios actos de proselitismo electoral.

Los reeleccionistas están contando que su presidente tiene el apoyo y simpatías del gobierno norteamericano por haber enviado tropas a Irak, por haber contribuido a lo que ocurre en Haití para deshacerse de una espina que ya no cabía en los objetivos norteamericanos, pero si el gobierno del presidente Bush ha apoyado las necesidades de recursos, es con la condición que se administren bien, y no que ya el gasto presupuestario de enero reveló de cual será la tendencia del uso desenfrenado de los recursos, que todos pagamos mensualmente, para sustentar una reelección que es rechazada masivamente por todo el país.

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