PANAMÁ. AFP.  Dorados, plateados y el blanco son los colores por los que apuestan los diseñadores latinoamericanos que en la noche del miércoles presentaron sus colecciones en la pasarela Días de Moda Panamá 2008.

En el primer día de desfiles, la moda panameña dominó esta pasarela que pretende hacerse un hueco entre las citas más importantes de la región latinoamericana, como son las de Brasil y Colombia, y que el martes inauguró la diseñadora española Agatha Ruiz de la Prada.    La colombiana Johanna Rubiano, que abrió el desfile de esta octava edición del certamen de moda más importante de Centroamérica, apostó por los dorados y plateados y el blanco y los cremas para su clásica colección en la que destacaron los vestidos vaporosos y los volantes.   La panameña Claudia Szerer, de origen colombiano, se jugó por los encajes y las líneas puras que realzan el cuerpo femenino.

Mucho más elaborada y barroca es la obra del joven panameño Juan David Vélez, uno de los diseñadores más prometedores del momento, que bebe de las fuentes del romanticismo y viste a una mujer muy sofisticada con gusto por los volantes, los lazos, los entrelazados y los adornos florales. La francesa afincada desde hace décadas en Panamá Hélène Breebaart apuesta por la fusión del legado cultural de los indígenas kunas panameños en sus creaciones. En sus diseños incorpora la técnica de las ‘molas’, una superposición de telas cosidas a mano que forman dibujos geométricos o de animales, y que realizados en sedas, organdís o linos.

Coloridas guayaberas

En un desfile en el trópico no podían faltar las guayaberas, que han hecho famosas personajes como el líder de la revolución cubana Fidel Castro o el ganador del Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez.

Sólo que en la pasarela de Panamá la camisa suelta con bolsillos se ha convertido en una explosión de colores y combinaciones de sedas, algodones o linos, con cuellos y terminaciones de las mangas en colores diferentes dando un toque juvenil y muy “ponible” a esa prenda imprescindible para el calor y la humedad propia del trópico.