Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús. Filipenses 4: 7
No hay por qué estar triste y lleno de lamentaciones pensando que la vida no ha sido buena; que todo lo malo le sucede; que todo es una tragedia; que no hay momento de paz, mucho menos de gozo. Llega a pensarse para qué nació, si era para vivir de esa manera; que era preferible no haber nacido. Todo esto lo viven a diario un sinnúmero de personas, porque han hecho de sus pensamientos una fortaleza que no les permite ver las bondades de Dios.
Dios no nos creó para que tuviéramos esta vida, porque Él no es un Dios de muertos sino de vivos, por lo que no podemos permitir que esto nos haga perder la visión y aceptemos una realidad que solamente existe en nuestra mente.
Tenemos que ver la vida diferente y disfrutar cada segundo que Dios nos brinda. Anulemos lo que quiera venir a contrarrestar la bendición que nos ha sido dada, porque los pensamientos que Él tiene son de bien y no de mal.