Disputa en el PRD y el padrón

Disputa en el PRD y el padrón

En la reciente convención del PRD votaron más personas de lo esperado, y según el equipo de Miguel Vargas, unos 200 mil peledeístas votaron por Hipólito Mejía por ser un candidato más vulnerable en la contienda electoral.

La controversia con el padrón tiene una dimensión coyuntural y otra de larga data.

Hace unos diez años, el PRD promovió el padrón abierto, y así surgió la Ley de Primarias 286-04 aprobada por el saliente congreso perredeísta el 15 de agosto de 2004.

Ahí se estableció, y cito: “un sistema de elecciones primarias mediante el voto universal, directo y secreto con la participación de todos los electores, como forma de garantizar la democracia interna en la selección de las candidaturas de los partidos y agrupaciones para funciones electivas en los niveles presidencial, congresional y municipal”.

Los perredeístas arquitectos de esta Ley la defendieron como un instrumento para la democratización y modernización de los partidos políticos.

En aquel momento me opuse públicamente a ese sistema de primarias porque en un país con larga historia de marrullería política, el padrón abierto hace más incierta y riesgosa la selección de candidaturas en los partidos.

Después de un corto pero intenso debate, la Ley de Primarias 286-04 fue derogada por inconstitucional. El argumento para la derogación fue que los partidos son asociaciones privadas con derecho a determinar libremente sus métodos de selección de candidaturas y la Ley obligaba a todos los partidos a utilizar el mismo sistema.

Una vez derogada la Ley, ningún partido adoptó el sistema de selección de candidaturas con padrón abierto, y de los dos partidos principales, sólo el PRD adoptó una modalidad de padrón semi-abierto, permitiendo votar a todas las personas registradas en el padrón de la Junta Central Electoral, exceptuando los miembros del PLD y PRSC. Esta fue la modalidad acordada y utilizada en la reciente convención perredeísta.

El riesgo principal de las primarias con padrón abierto o semi-abierto es obvio: personas ajenas a un partido pueden incidir en los resultados de esa organización, y en un país con clientelismo de bajo costo como República Dominicana, la posibilidad de comprar votantes es alta. No obstante, esa fue la regla de juego en el PRD.

También se ha señalado para cuestionar los resultados que en la convención se utilizó un padrón desactualizado del PLD, y por tanto, muchos peledeístas se colaron. De ser así, culpables son todas las facciones perredeístas que tenían acceso a la información y no detuvieron el proceso de votación antes de iniciarse.

Siempre me he opuesto a las primarias de padrón abierto o semi-abierto por dos razones:

Primero, aumentan la posibilidad de chanchullos electorales, y segundo, los partidos deben tener ideologías y programas más o menos articulados para ofertarle una visión de futuro a la ciudadanía en las elecciones generales. Las primarias representan un primer momento de dilucidación y confrontación de ideas, y eso debe darse dentro de cada organización.

Sin duda, los partidos deben realizar primarias democráticas. Pero les toca a ellos establecer el sistema de selección, tener un buen padrón de miembros, vencer el autoritarismo y la manipulación, y articular visiones de gobierno para presentarle al país en las elecciones generales.

Estas son responsabilidades partidarias que no deben traspasarse a todo el electorado, cuya función es elegir entre candidatos de partidos para formar gobierno, no entre pre-candidatos para seleccionar candidaturas.

En el PRD no hay derecho al pataleo porque en la convención no hubo engaño por ingenuidad, sino errores de procedimiento, y sobre todo, excesiva confianza en el triunfo de la parte derrotada.

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