Disquisiciones sobre papel de las FFAA en apoyo a seguridad ciudadana

Disquisiciones sobre papel de las FFAA en apoyo a seguridad ciudadana

Recientemente tomaron la decisión de desplegar una vigilancia militar en múltiples puntos del territorio nacional y, en especial, en ciudades y puntos críticos de las mismas. No se puede pensar solo de los barrios y sus inmediaciones porque parece haberse olvidado que, antes de que se tomase la decisión, hubo alarma por asaltos a conductores a plena luz del día en semáforos del polígono central de la capital. La medida, en general bien recibida y valorada por la ciudadanía, ha generado ciertas reacciones que muestran un desconocimiento global de la situación y, cuando menos, una gran ingenuidad.

El despliegue militar no puede ser la solución de la delincuencia, ni pretende serlo, pero es una respuesta ineludible a una situación que exigía una respuesta contundente y clara que mostrase a todos que “la calle” era de la autoridad y que ésta estaba omnipresente. La experiencia regional, esa a la que algunos echan mano parcial, muestra que cuando no se tomaron medidas extremas a tiempo las consecuencias fueron dramáticas. Varios de los países centroamericanos están inscritos entre los de más crímenes a nivel mundial. ¿ Debía esperarse a llegar a una situación tan trágica como esa? La pobreza, la marginación, la presencia del crimen organizado con enormes recursos financieros disponibles para comprar y captar voluntades son una buena parte del caldo de cultivo que genera delincuencia y violencia, pero la ausencia o presencia muy débil de la autoridad los alimenta y deja espacios. 

Se recurre a la experiencia mexicana para alertar de que el ejército en las calles es un fracaso. Pregúntenle al pueblo mexicano. Las Fuerzas Armadas mexicanas fueron a las calles de varias ciudades cuando éstas eran plenamente dominadas por las organizaciones del crimen organizado y en tanto se ganaba tiempo para organizar una fuerza adecuadamente preparada y especializada para hacerse cargo de la situación. Un estudio del 2010 presentado en el Foro de la Democracia Latinoamericana mostraba que el 65 % de la población apoyaba el papel de las FF. AA. Sin embargo, una encuesta realizada por FLACSO en diciembre del 2012 demostró que el 86.4% “confía en la lucha de las FF.AA. contra la delincuencia organizada” y que el 84.4% respaldaba su involucramiento en el enfrentamiento al narcotráfico. Ese estudio mostró que a nivel regional (9057 entrevistados en 28 ciudades de 18 países) un 83% aprobaban el papel de las FF.AA. en la seguridad.

El pasado mes el Secretario General de la OEA decía en el Colegio Interamericano de Defensa, durante el Simposio “FF.AA. y su Participación en Tareas de Seguridad Pública” que había que destacar “el rol de las FF.AA. en la defensa de los valores democráticos y de la seguridad de las personas”.

Contraer la violencia y la delincuencia requiere empleo, reducción de la marginación y eso no se logra por decreto; hay que aplicar políticas sociales, pero mientras hay que garantizar la vida y tranquilidad de la sociedad. De eso se trata.

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