Distorsión de autoridades

Distorsión de autoridades

Las denuncias de Amnistía Internacional basadas en estudios, documentos y evidencias gráficas sobre «habituales» y brutales abusos cometidos por agentes policiales sobre mujeres que ejercen la prostitución en el país deben ser seguidas por firmes acciones de autoridades del propio cuerpo del orden y la Justicia para establecer responsabilidades y detener tales conductas que evidencian falta de controles y limites sobre el proceder de viles agentes enviados a las calles por esos superiores que ahora deberían poner todo en claro. Aprovecharse con saña de la indefensión y vulnerabilidad de personas situadas en un comercio visto como problema social convierte a esos uniformados en autores de una de violencia que deshonra a la institución que representan y a cuyo nombre actúan.
Se trata de individuos que pretenderían excusar su arbitrariedad por dirigirlas contra practicantes de un oficio reprobado, incurriendo entonces en una mayor deshonra. Desde la óptica del machismo se trata de mujeres a ser vistas y tratadas como seres inferiores. Alarma de manera particular que tras una minuciosa y paciente investigación se llegara a la conclusión de que en este país unos policías tienen como hábito ensañarse contra personas a las que el Estado, cumpliendo una función social, debería empeñarse en rescatar de una perjudicial actividad en vez de enviar a hombres investidos de autoridad a cometer atropellos.

Efecto desigual de impuestos

La presión fiscal dominicana, comparada con otras de la globalidad o ajenas a la realidad del país aparece en un nivel de inferioridad causado por factores que no pueden quedar fuera del análisis. Además de que pagar impuesto no siempre discurre por rutas libres de complicaciones burocráticas hasta llegar a un trato equitativo por parte del Estado, las elusiones, evasiones y exenciones tienden a poner en aguda desventaja al contribuyente cautivo.
Lograr una reducción de los efectos impositivos por estarse incurriendo en gastos excesivos porque el «cobrador» no siempre da los servicios que debe brindar a cambio de lo recaudado, constituye una necesidad para muchos que tienen que enfrentar a aquellos que desde la informalidad, o con finas técnicas de mala índole, les hacen competencia pagando menos… o nada.

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