Divagaciones en el inicio del año

Divagaciones en el inicio del año

Mi primer artículo del año 2004. El anterior, era un artículo viejo, que se repitió por error. ¿Qué cómo fue el 2003? No voy a competir con nadie, pero pienso que fue. ¡Tan malo como el que peor lo califica! ¿En qué difiero con la casi totalidad de los y las que se ocupan de hacer y difundir análisis? La principal crisis que hoy padece la nación es la «crisis de alternativas». O sea, el pueblo dominicano no sabe para donde va, y nosotros hacemos muy poco para «ir a la raíz» de la crisis y abrir caminos para construir una alternativa. Atacamos al Gobierno. ¡Muy bien! Al igual que los anteriores, este gobierno ha dejado intacto el modelo que les han impuesto a los dominicanos los verdaderos «dueños del país», los que mandan de verdad.

¡Pero atacando al gobierno no resolvemos la crisis de alternativas que padece nuestra Nación! Atacamos la corrupción del gobierno y de los demás poderes. ¡Muy bien! ¿Pero cuál es la mayor corrupción que existe en la República Dominicana? La mayor corrupción es la utilización de todos los poderes del Estado (que no es lo mismo que el gobierno) para que nosotros mismos, el pueblo, con nuestra inmensa fuerza, contribuyamos a reproducir el modelo que ha empujado el país a este insondable abismo. La mayor corrupción es acusar el gobierno de voracidad y no ocuparnos de la voracidad de los «dueños del país», que se cogen la parte del león de la Renta Nacional y de los más de tres mil millones de dólares que mandan al país los dominicanos que viven en el extranjero. La mayor corrupción es que los miles de miembros de los directores de los bancos, de las inmensas empresas extranjerizantes, de los grandes intermediarios, no pagan el Impuesto Sobre la Renta. Y la inmensa corrupción es que los extranjeros se están cogiendo el país y nosotros no hacemos nada para detenerlos. Los principales corruptos son los quebradores de bancos, los que no pagan impuestos, los que compran a los legisladores y jueces para que las cosas funcionen según el modelo que ellos han impuesto. Y corruptos son también quienes saben eso muy bien y se quedan callados, a lo que es peor, apuntan por otro sitio, confundiendo al pueblo.

¡No te hagas el loco, que es contigo que hablo! El grueso de la renta nacional se la cogen los mandamás de este modelo. ¡Y eso es lo más negativo que tiene nuestro país! Porque resulta que el grueso de esa renta nacional no se genera en el área que dominan esos «dueños del país». Se produce en otras áreas, como son las de todos los productores nacionales, con el trabajo de todos los dominicanos y dominicanas. ¡Pero ellos se quedan con «la parte del león». Y se quedan, además, con los casi tres mil millones de dólares que mandan los dominicanos que viven fuera del país.

¡Todo el mundo sabe que el país está produciendo ahora todos los dólares que necesita para impulsar la maquinaria productiva y satisfacer los gustos de los dominicanos! Pero a nadie se le ocurre empezar a plantear: ¿en qué sectores se producen estos dólares?, ¿cómo deben gastarse?, y que el Banco Central vuelva a jugar el papel que se requiere para que se acabe este desorden descomunal.

¡No hablen entonces de corrupción si no van a apuntar a los principales corruptos y corruptores! ¡Y no hablen de la crisis de «la democracia» si no van a apuntar al modelo sobre el que se sustenta esta «democracia». ¿Ustedes no creen que los mandamás en la Junta Monetaria y en las demás instituciones donde se toman las grandes decisiones, deben ser los productores nacionales, las clases medias y los representantes de los sectores populares? Pero: ¿Quiénes dominan hoy esa y las demás instituciones donde se decide el modelo y el futuro del país? ¡El gobierno! El que piense esto, o esta completamente despistado o engaña a la gente, «a posta». ¡Vamos entonces a la verdadera «raíz»! Andando por «las ramas» lo único que conseguimos y que conseguiremos es que el 16 de agosto todo siga igual, con otra cara al mando del gobierno, y que el pueblo no haya aprovechado esta profunda crisis para empezar a construir una alternativa opuesta a la que nos han impuesto.

Si estamos de acuerdo en que la crisis más negativa que tenemos es la «crisis de alternativas», que el pueblo no sabe hoy para donde va; que no tiene un horizonte hacia el cual mirar. Si estamos de acuerdo con esta idea central, entonces vamos a empezar a afinar la puntería y apuntar hacia los verdaderos blancos. Y vamos a decirle a los productores nacionales y a las clases medias que se dejen de hacer el papel de pendejos. Que si ellos se unen a los sectores populares podemos, entre todos y todas, llegar a constituir una fuerza en capacidad de frenar el camino hacia el precipicio y cambiar el rumbo del país.

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