Divas y divos de carne y hueso

Divas y divos de carne y hueso

POR FRANCIS MESA
El espectáculo “Divos y ¿Divas?”, presentado el pasado martes 14, día de San Valentín en el teatro La Fiesta del hotel Jaragua, tiene todas las características para ser un montaje que perdure por mucho tiempo en cartelera.

El encuentro, en un mismo escenario de Tania Báez, Zoila Luna y Milagros Germán fue el ardid principal que sirvió para la convocatoria masiva de espectadores. De eso no hay duda, pero de nada hubiese servido si la producción del mismo no hubiese guardado, bajo la manga, unos elementos que pusieron a la concurrencia a disfrutar de principio a fin.

Muy pocas veces vemos producciones con libretos tan bien hechos, con tal calidad y creatividad que lo menos que sólo queda condolerse de quienes se lo perdieron, porque, sino se repite, no tendrán la suerte de disfrutar de un verdadero “show”.

Los que esperaban encontrarse con una majestuosa escenografía –como nos tienen acostumbrados en la mayoría de las producciones locales- se equivocaron. Ahí sólo contaba el talento de los artistas, un juego de luces excelente y una banda de música de primera.

Un acierto fue la guerra de “egos” de las divas, las comparaciones de cuerpos, vestidos, cirugías y estilos. Todo con un alto contenido de humor y sátira al mundo vano de los estrellas del espectáculo, del que ellas forman parte, pero que supieron desdoblar.

Pero los divos no se quedaron atrás. Ya con la experiencia previa de otros shows anteriores, era evidente que manejaban al dedillo cada segmento estructurado. En definitiva ellos eran los protagonistas de la velada. Roger Zayas, Frank Ceara, Máximo Martínez, Héctor Aníbal y José Guillermo, se anotaron puntos con interpretaciones de canciones conocidas y otras de carreras en solitarios o de los grupos en los que han participado.

La banda dirigida por Amaurys Sánchez, además del coro de voces integrado por seis cantantes, dieron al show un toque estético sin desperdicios, porque, todo estuvo acoplado de principio a fin.

Raúl Camilo en la producción general y las imágenes, que fueron de los detalles más divertidos del espectáculo, junto a los libretos creados por Giovanna Bonnelly, pueden estar tranquilos, porque no hubo un solo comentario negativo al respecto. Aprobado fue la consigna.

SIN PROTAGONISTAS

Contrario a lo que muchos podían suponer, que tal o cual figura iba a trascender más que la otra, no fue así y a cada cual le tocó su momento de gloria –o de infierno, en todo caso, porque a todas le hicieron su anti-show.

Pero no sólo eso, mientras los hombres despotricaban de lo duro que era actuar junto a esas “estrellas”, ellas no perdían ocasión y en cada presentación –porque ése fue su fuerte, desfilar cual reinas de belleza e introducir al cantante de turno- aprovechaban la ocasión para desmeritar las aspiraciones de divos de sus compañeros.

No cabe duda que todo en ese espectáculo estaba cuidadosamente estructurado para que nadie saliera decepcionado después de haber pagado mil pesos por su entrada. Cuando las tres invitadas, ya al final del show salieron a cantar reggeatón y en pasos coreográficos sensuales con los tres bailarines movían caderas y “pompas”, aquello se fue abajo.

Otra vez se comprobó que la experiencia no se improvisa y que en verdad estas mujeres están preparadas para asumir roles diversos dentro de su profesión de artistas, porque, evidentemente, ponen empeño y seriedad en lo que hacen.

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