Leo todo lo que puedo en cuanto a lo que se discute en el Sínodo recién finalizado sobre la familia. No llego a entender la cerrazón mental de algunos participantes que se encaraman en los extremos de una discusión que tiene puntos medios.

Por ejemplo: si una pareja de católicos que viven juntos casados por la ley, porque uno de ellos fue casado por la Iglesia antes, quieren participar de la vida cristiana activa de su Parroquia (yendo a misa, participando en las obras sociales y caritativas de visita a los enfermos, los presos, los que viven en extrema pobreza facilitando alimentos, y de divulgación del evangelio de Cristo públicamente, confesando sin hipocresía su limitación de participar en los sacramentos por su problema conyugal transitorio) porque hay que restregarles en la cara de que no pueden comulgar y discriminarlos de manera anti-cristiana, haciéndoles sentir que no han sido absueltos en un confesionario? La discusión parece que se limita al tema de que puedan o no puedan acercarse a la comunión. Cuánta gente casada por la Iglesia que participa en la vida de la Parroquia no comulga por las razones que sea o porque no les da la gana! Cuántos casados por la Iglesia activos en la parroquia tienen su noviecita temporal secreta o pegan sus cuernitos de vez en cuando, lavándolos con una compungida confesión, o es que la Iglesia tiene un Servicio Secreto que detecta eso para descalificarlos por su hipocresía? Lo mismo pasa con dos hombres o dos mujeres gays que quieren participar en la vida de la parroquia teniendo mucho que aportar en la comunidad (o son médicos con vocación de servicio voluntario o con vocación misionera, etc). ¿Porqué cerrarles las puertas?

¿Es que se parte del supuesto de que llevan una vida sexual activa, juzgada como anti-natura y que viven en pecado? Qué sabemos de eso? Y si no tuvieran sexo sino solo amor sublime y romántico, entonces caen en otra categoría autorizada por la Doctrina de la fe? ¿O es que esa pareja pretende y va a hacer alardes de caricias sexuales y de besos a la Iglesia, cosa que no hacen los heterosexuales ni nadie sensato? Pienso que el Papa Francisco quiere una Iglesia abierta donde lo esencial sea el Evangelio de Cristo, que apenas trata el tema del sexo en sus parábolas y sus enseñanzas.

El Evangelio se centra en el Reino de Dios que está cerca basado en el amor al prójimo, el perdón, la misericordia, el desprendimiento de los bienes materiales, el apego a la Justicia y a la Cruz. (Recuerden el Sermón de la Montaña que es la ideología de Jesús y muchas de sus parábolas, y las narraciones de los evangelistas de los encuentros de Jesús con “pecadores pesados”, con prostitutas, con adúlteras y extraños al judaísmo (que era el establishment de la Iglesia de entonces).

Entonces, porqué tenemos que convertir la vida cristiana en un catálogo sexual de cosas que se pueden o no se pueden hacer y abandonemos el Espíritu o el Corazón de Jesús expresado en el Sermón de la Cena a sus discípulos y la Ideología de Jesús expresado en el Sermón del Monte (citando a mi hermano jesuita fallecido en 1979, el padre Juan Montalvo, S.J.).

La vida de la Iglesia tiene muchos niveles de entrega y de dedicación llegando el extremo de los llamados Consejos Evangélicos propios de la vida religiosa que seduce a gente muy selecta en la comunidad cristiana.

Esos niveles de generosidad nunca van a desaparecer. Siempre florecerán en el Jardín de la Vida cristiana por invitación personal del Señor Jesús. Por tanto, esa apertura del Papa hacia el encuentro, sean divorciados vueltos a casar, gays, sacerdotes casados que no han recibido aún la dispensa, madres solteras, o lo que sea, es propio de esa nueva Iglesia que estaba en la cabeza del Papa desde que era el Padre y Cardenal Bergoglio. Hay frases del Papa Francisco muy representativas: la Iglesia no es una aduana. Saque cada cual conclusiones. Al Padre Celestial le tocará juzgarnos a cada cual en el día final de nuestra existencia según su hoja de vida y cuántas sorpresas habrán!