“El contenido de una nota siempre dependerá de la mirada que le dé un comunicador antes de comenzar su trabajo.” -periodista Marcos Avilés-
La diversidad hace referencia a la diferencia o distinción entre personas, cosas, ideas o contextos; implica variedad, multiplicidad y disparidad. En términos sociales, se manifiesta en la pluralidad de personas, en lo distinto y único que las caracteriza, lo que las hace desiguales sin que esto represente una inferioridad.
Diversificar implica construir espacios y formas de trabajo que reflejen la variedad social y cultural de la comunidad, eliminando barreras de acceso, promoviendo liderazgos, reteniendo talentos, ampliando nuestra agenda de fuentes y alcanzando nuevas audiencias.
Durante mucho tiempo, las vivencias de las mujeres en política, periodismo, literatura y otras áreas del arte eran invisibilizadas. Hace apenas un siglo, se ha empezado a revertir esta realidad: obtuvieron el derecho al voto, han alcanzado posiciones de liderazgo —como la presidencia en algunos países—, y hoy participan en gabinetes ministeriales y congresos. En materia de género, se ha logrado una diversificación palpable.
Según la especialista en Género y Políticas de Igualdad, Kendra Rodríguez Carrera, “hace 80 años la mujer dominicana no tenía acceso al sistema democrático ni podía ejercer el voto. Hoy día, la mujer tiene acceso a oportunidades que otras generaciones no tuvieron: mayor visibilidad laboral, roles en lo público como estudiantes, profesionales y emprendedoras. Aunque falta camino por recorrer para lograr una participación política equitativa, tener mujeres ocupando la vicepresidencia de la República por más de 20 años y en el Congreso Nacional es un avance significativo. Necesitamos seguir ofreciendo referentes a niñas y adolescentes para romper techos de cristal y el suelo pegajoso que nos limita por ser mujeres.”
Sin embargo, en el periodismo, los datos no son tan alentadores. Aunque no se dispone de estadísticas actualizadas en República Dominicana, las columnas de opinión, programas de panel y espacios de análisis siguen mayormente liderados por hombres. Las mujeres, cuando figuran, lo hacen en roles secundarios. ¿Dónde están ellas?

Rodríguez, también comunicadora y psicóloga, agrega: “las mujeres en los medios aún son valoradas más por su apariencia que por sus capacidades. Se les asignan temas triviales o de farándula, mientras que los hombres dominan los espacios de opinión. Aunque hay avances y medios que han innovado, persiste una exigencia de ‘belleza’ por encima de las competencias intelectuales”.
El periodismo con perspectiva de género, según Gisele Sousa, editora de género de Infobae, adopta una visión de derechos humanos. Busca no reproducir estereotipos, visibiliza las desigualdades que enfrentan las mujeres y propone una mirada más amplia de la realidad. Esta visión ha sido impulsada por los movimientos de mujeres y el activismo feminista, que han promovido la creación de figuras como editoras de género o diversidad dentro de las redacciones.
Este enfoque no solo regula el contenido publicado; de la misma manera transforma las agendas editoriales, incluyendo nuevas voces y fuentes femeninas que hablen de economía, justicia, deportes, entre otros temas donde usualmente no se incluye una perspectiva de género.
Margaret Sullivan, exeditora de The New York Times, sostiene que un equipo diverso genera una mejor cobertura: “no una cobertura superficial, sino una que reduce el pensamiento grupal y evita los sesgos predecibles en las publicaciones”.
Según el Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP) de 2015, solo el 24% de las noticias tratan sobre mujeres, y en plataformas digitales ese número sube apenas al 26%. Esta subrepresentación afecta la visión del mundo que los medios proyectan: un mundo donde las mujeres están ausentes y sus opiniones invisibilizadas.
Sousa destaca que lo más revolucionario es “cambiar el lenguaje, romper estereotipos e incluir temas tabúes como el placer femenino, la menopausia, la menstruación y los mandatos que nos imponen. Informamos más y con menos prejuicios”.
Marcos Avilés, periodista peruano, remarca que el contenido siempre dependerá de la mirada del comunicador. Sugiere capacitar a todo el personal del medio, desde periodistas hasta fotógrafos y personal administrativo, para construir un enfoque verdaderamente integral.
Rodríguez Carrera coincide: “la formación en enfoque de género es urgente en todas las profesiones. Permite una valoración más justa y humana de mujeres y hombres. En el periodismo, la forma en que se redacta una noticia puede perpetuar o desmontar estereotipos. Quien escribe también está influenciado por sus creencias y formación”.
Por eso es necesario desmontar imaginarios sociales que culpabilizan a las víctimas en casos de violencia de género y analizar cómo se redacta la noticia. Las experiencias del equipo periodístico deben formar una construcción colectiva para despertar conciencias.
Silvina Molina, editora de género y diversidades de la Agencia Pública de Noticias de Argentina, señala que contar la violencia contra las mujeres sin caer en el morbo ni justificar al agresor sigue siendo un gran reto. Muchos periodistas aún sienten miedo o desconocimiento para abordar temas de inclusión y diversidad.
¿Periodismo o activismo?
Rodríguez, promotora de la sororidad, reconoce que la línea entre periodismo y activismo es fina. Pregunta: “¿existe la objetividad real?”. Para ella, el periodismo puede ser una forma de activismo cuando se ejerce con justicia y compromiso social. Lo importante es distinguir cuándo se informa y cuándo se opina.
Estadísticas reveladoras
De acuerdo al sitio www.whomakesthenews.org, en un monitoreo de 1,281 medios en 108 países:
- Solo el 24% de las personas en las noticias son mujeres.
- El 18% de los sujetos femeninos son presentadas como víctimas, frente al 8% de los hombres.
- Las mujeres aparecen principalmente como “personas ordinarias”, mientras los hombres son catalogados como “expertos”.
- Solo el 6% de las notas abordan temas de igualdad o desigualdad de género.
- El 46% de las notas refuerzan estereotipos de género, mientras que solo el 6% los cuestionan.
- Las reporteras son responsables del 37% de las notas, mismas cifras que en 2005.
- En medios digitales, solo el 23% de los sujetos en las noticias son mujeres.
Discriminación estética en el trabajo

Más allá del periodismo, la discriminación estética también influye. Según Daniel Hamermesh, los trabajadores considerados “atractivos” ganan entre un 10% y un 15% más. En Chile, Claudia Sanhueza determinó que las mujeres “bonitas” pueden ganar hasta un 33% más, y los hombres considerados “feos” ganan un 36% menos.
Las mujeres enfrentan barreras por su apariencia, edad y embarazo. La presión mediática sobre la imagen corporal genera problemas de autoestima, anorexia o bulimia. Un estudio de Balbi (2013) reveló que solo el 5% de las adolescentes encuestadas están satisfechas con su cuerpo.
Aunque el Código Laboral Dominicano prohíbe la discriminación, en la práctica persisten exclusiones por apariencia, género y edad.
Es urgente que existan periodistas especializadas en género, con una mirada integral basada en derechos humanos. El cambio comienza desde la educación, la revisión del lenguaje, la representación en los contenidos, y sobre todo, desde la conciencia de quienes producen la información.
Desde el periodismo podemos aportar, aunque no es sencillo. La transformación requiere compromiso, apertura y voluntad. Es tiempo de romper inercias, despertar conciencias y contar las historias de manera más justa, humana e inclusiva.