Diversificando nuestras relaciones externas

Diversificando nuestras relaciones externas

HUGO GUILIANI CURY
En estos momentos, el Hemisferio Occidental se encuentra en una etapa que podríamos denominar como de gran incertidumbre. Esto así porque varios de sus países sufren de crisis económica y de problemas de gobernabilidad. Cabe recordar que en la década de los noventa, en esta región se realizó un proceso de reformas que fueron conocidas como el “Consenso de Washington” y que no tuvieron los resultados esperados.

Tanto así que una reciente publicación de una influyente revista norteamericana sobre asuntos de política exterior, clasificó a diez países de la región como naciones que poseen las características de “Estados Fallidos”.

Esto es la mitad de las veinte naciones del hemisferio y la verdad es que una gran parte de nuestra población sigue viviendo en la pobreza. Esto es lo que ha dado como resultado que se este cuestionando el proceso democrático y al liderazgo político que hemos tenido en las últimas décadas. A todo esto se une la circunstancia de que el principal socio político y comercial de la región, es decir, Norteamérica, no tiene en estos momentos al hemisferio occidental como una región prioritaria en su agenda de política exterior, pero además han disminuido la ayuda financiera a la región y su visión actual en sus relaciones con el hemisferio se limita a los asuntos de comercio, drogas y seguridad.

Teniendo la geopolítica hemisférica como un marco de referencia, surge la interrogante para un país pequeño de qué hacer en términos de su política exterior. Me parece en el caso nuestro que lo más pragmático y conveniente en estos momentos es continuar una política exterior que mantenga las estrechas relaciones que siempre hemos tenido con nuestro principal socio político y comercial los Estados Unidos. Pero al mismo tiempo debemos movernos en la búsqueda de ampliar nuestras relaciones externas para así ir disminuyendo la enorme dependencia comercial que tenemos de nuestro vecino norteño. Bajo esa estrategia podríamos comenzar acercándonos a España, quien nos podría ayudar a que podamos estrechar más nuestras relaciones con el resto de Europa. Bajo el patrocinio español, pudiéramos convertirnos en una especie de puente entre la Unión Europa, Centroamérica y el Caribe. Esto nos permitiría ejercer cierto liderazgo y aprovechar una gran parte de las inversiones europeas que sean canalizadas hacia esta zona.

Igualmente deberíamos establecer relaciones con China, cuyo potencial es inmenso. Esa gran nación ya tiene relaciones diplomáticas con la mayoría de los países de América del Sur y esta en la búsqueda de nuevas alianzas en el Caribe y Centroamérica. En estos momentos determinados factores de carácter coyuntural hacen que la China vea en la República Dominicana un país atractivo en el plano económico y una especie de puente comercial hacia esas regiones. Es por ello que en lugar de ponernos a la defensiva frente a la competencia China, lo que debemos hacer es lo contrario y colocarnos a la ofensiva. Esto podría intentarse tratando de atraer inversiones chinas hacia nuestras zonas francas para que así sus productos entren bajo el RD-CAFTA al mercado norteamericano, siendo un ejemplo de esto en el sector calzado. También podríamos convertirnos en una especie de centro de operaciones de la China hacia el resto del hemisferio. Esto podría ser factible si logramos acuerdos para que sus líneas aéreas y barcos usen nuestro país como un eje regional de sus operaciones. Existen también otras áreas, caso sector minero en que el gobierno chino ha dado muestras de estar interesados en hacer inversiones de cierta magnitud. La cuestión es no perder tiempo porque podríamos perder la oportunidad, la cual sería aprovechada por otros países de la zona. Sin embargo debo advertir que para tener éxito en una gestión de esta naturaleza se necesitan objetivos precisos y entender que a cambio de eso la China buscará entre otras cosas, el establecimiento de relaciones diplomáticas con nosotros.

Los países árabes del golfo es la otra nueva frontera que debemos explorar.

Su sector petrolero y los enormes recursos financieros que poseen representan un atractivo para nosotros y para ellos. Los países ricos de esa región tienen la necesidad de entrar al mercado norteamericano con sus inversiones petroleras.

Esto nos abre posibilidades que debemos explorar, por ejemplo atraer inversiones árabes hacia el sector petrolero, energético y turístico nuestro. La cercanía geográfica, los acuerdos preferenciales que tenemos y los obstáculos ambientales que Estados Unidos pone, podrían hacer esto factible y atractivo para los inversionistas árabes.

El Brasil es el gigante del hemisferio y es conveniente llegar a ciertos acuerdos comerciales y de inversión con esta nación. Como el ALCA esta paralizado y el DR-CAFTA es una realidad, podríamos explorar la posibilidad de que inversionistas brasileños se interesen en invertir en RD para que así sus productos puedan accesar en forma preferencial al mercado norteamericano, caso del etanol proveniente del azúcar.

En años pasados la República Dominicana dio inicio a un proceso de negociación con Canadá y se hizo una propuesta a dicho país, pero dicho proceso no ha avanzado. Creemos que esto debe ser continuado, pero variando los objetivos iniciales para que un eventual acuerdo con ese país no sea concebido bajo el formato típico de los acuerdos comerciales tradicionales. Entendemos por tanto que el Canadá debe permanecer como un país de prioridad en la política exterior dominicana.

El vecino país de Haití, con el cual tenemos un importante intercambio comercial, enfrenta una difícil situación política, económica y social, que nos está afectando vía el llamado “contagio”. En esa nación no existen las instituciones que puedan hacer viable a un régimen democrático y la realidad es que Haití es un Estado Fallido. Mientras tanto el tiempo transcurre, nada se hace y la situación se seguirá empeorando. La única solución es establecer un protectorado de facto o un esquema de soberanía compartida bajo el cual la comunidad internacional maneje varias áreas del Estado haitiano durante un período no menor a doce años. Es indispensable por tanto que Reública Dominicana otorgue prioridad a esas relaciones y adopte políticas específicas que nos protejan del contagio negativo con Haití. No obstante, tenemos que ayudarle y convertirnos en los voceros a nivel mundial para entender a la Comunidad Internacional que el caso haitiano necesita de su colaboración y que la única y verdadera solución es un protectorado de facto.

Tenemos un enorme déficit comercial con Venezuela y México, y nos hemos hecho dependientes del abastecimiento de sus productos petroleros. Esta debilidad implica que tenemos necesidad de mantener el contacto, la cercanía así como una cordial actividad diplomática y comercial con esas dos naciones. No obstante debemos obtener de ellos una mayor agilización y flexibilidad en el uso de los recursos del acuerdo de San José. Igualmente tenemos que estrechar más nuestras relaciones con Trinidad y Tobago que es un gran exportador hacia nuestro país de gas líquido natural. La balanza comercial nuestra con esa Nación caribeña es deficitaria y debemos negociar para que accedan a establecer con nosotros un acuerdo preferencial tipo al que tenemos con Venezuela. Esa es la única forma de sacar algún provecho de una relación comercial que actualmente le es sólo favorable a Trinidad. Por ello tenemos que hacer comprender a las autoridades de ese país que el comercio es de dos vías y si eso no es posible entonces procederíamos a comprar el gas líquido en otros países que nos favorezcan. Algo parecido debemos hacer con el Japón, nación ésta de la que durante décadas hemos sido grandes importadores de sus productos y ellos a nosotros nada nos compran. El Japón ya debe estar dándose cuenta que vía el RD-CAFTA, Estados Unidos desplazará con sus artículos a los japoneses. Dada esa situación al Japón le va a interesar hacer acuerdos comerciales y de inversión con nosotros. Es algo que deberíamos hacer para tratar de atraer inversiones y turistas japoneses hacia nuestro país.

En conclusión, no hay dudas de que el país, sólo con el ahorro interno, no podrá generar un alto ritmo de crecimiento ni tampoco lograr una rápida transferencia del conocimiento y de la tecnología. Es por ello que para reencontrar el camino del desarrollo y el progreso social, tenemos que utilizar la política exterior como una herramienta prioritaria en la búsqueda de ampliar y diversificar nuestro comercio, y para obtener nuevas fuentes de recursos externos. Es ahí donde la política exterior podría jugar el papel histórico que exigen las presentes circunstancias.

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